martes, 29 de marzo de 2011

Los berones

Los berones fueron un pueblo prerromano de la península Ibérica. Fueron descritos por Ptolomeo, el cual citó algunas de sus ciudades como Libia , junto a Tritium y Vareia. Tito Livio los menciona como antagonistas de Sertorio hacia el año 76 a. C. Estrabón alude a su identidad explícitamente celtíbera, destacando especialmente su carácter céltico (III 4,5 Y 12).
Su identidad céltica es palpable en su toponimia y lengua utilizada en sus acuñaciones, téseras y nombres indígenas atestiguados en las inscripciones de Herramélluri, caso de Segius, Virono y Matienus, Anna o Madigena. Aún se conserva alguno de sus lugares de culto a deidades célticas, como la de Epona en la cueva de Marquínez (Alava).
Aparece como pueblo asentado a partir del siglo II a. C. en la zona de la actual Rioja. Las citas clásicas se refieren a su presencia en el siglo I a. C. ya como comunidad estable (Estrabón) y enfrentados a Sertorio (Tito Livio) que los venció. Como grupo pudieron estar desarrollando una cultura trashumante desde el siglo IV a. C. hasta su ubicación definitiva.
Sus límites geográficos de expansión coinciden con la sierra de Cantabria al norte (y mayor o menor penetración en esa zona según fuentes), junto a los vascones por el este cerca de la actual Calahorra, por el oeste con el río Tirón (autrigones) y la sierra de la Demanda y demás de la zona, y por el sur con el norte de la actual provincia de Soria (pelendones).
Los principales asentamientos fueron Vareia (capital de facto situada en los alrededores de Logroño), Libia (actual Herramélluri o Leiva), Tritium (actual Tricio) y Bilibium (posteriormente sería Bilibio) junto a las Conchas de Haro donde se separan las provincias de Burgos, Álava y La Rioja.

La Hispania de los alanos

Alrededor del año 370, los alanos fueron barridos por los hunos y se dividieron en varios grupos, algunos de los cuales huyeron al oeste. Una parte de esos alanos occidentales se unieron a las tribus germánicas de los vándalos y suevos en su invasión de la Galia romana. Gregorio de Tours destaca en su Liber historiae Francorum (Libro sobre la historia de los francos), que el rey alano Respendial salvó la batalla para los vándalos en un choque con los francos cerca del Rin el 31 de diciembre de 406. Según este historiador, otro grupo de alanos, conducidos por Goar cruzaron este río por esas fechas, pero al punto se unieron a los romanos y se asentaron en la Galia.
Si seguimos el derrotero de vándalos y suevos en la Península Ibérica (la entonces Hispania) en 409, los alanos se asentaron en las provincias de Lusitania y Cartaginense: «Alani Lusitaniam et Carthaginiensem provincias, et Wandali cognomine Silingi Baeticam sortiuntur» (Hidacio). Los vándalos silingos se asentaron en la Bética, los suevos en la Galicia costera y los vándalos asdingos en el resto de Galicia.
En 412, el rey alano Atax o Attaces conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida) y estableció en ella su corte durante seis años, hasta que en 418 murió en una batalla contra los visigodos y esta rama de los alanos, por consiguiente, apeló al rey vándalo asdingo Gunderico para que aceptara la corona alana. Aunque algunos de estos alanos permanecieron en Iberia, la mayoría se dirigió al norte de África con los vándalos en 429. Los posteriores reyes vándalos de esta zona se hacían llamar Rex Wandalorum et Alanorum (Rey de los vándalos y de los alanos).
En la Galia, los alanos en un principio conducidos por Goar se asentaron en diversas áreas, sobre todo cerca de Orleans y Valence. Bajo este rey se aliaron con los burgundios de Gundahario (Gunther), con quienes entronizaron al emperador usurpador Jovino. Con el sucesor de Goar, Sangiban, los alanos de Orleans desempeñaron un papel crucial al repeler la invasión de Atila en la Batalla de Chalons. Tras el siglo V, sin embargo, los alanos de la Galia se sumieron en las luchas territoriales de los francos y los visigodos y dejaron de tener la independencia de antes. Flavio Aecio congregó a numerosos alanos en la región de Armórica para reprimir los levantamientos. El nombre bretón de Alan (antes que el francés Alain) y muchas poblaciones con nombres relacionados a «alano», como Alanville, son considerados popularmente como evidencias de que un contingente de este pueblo se asentó en la Bretaña.
En la Península Ibérica se centraron en las provincias romanas de Lusitania y Cartaginense. Llegaron a ser conocidos más tarde por sus cacerías masivas y sus perros de pelea, que aparentemente introdujeron en Europa. Normalmente los utilizaban en las cacerías de osos y para guardar el ganado. Pero no solo eso. Una parte del grupo de alanos germánicos junto con visigodos se establecen en la parte noreste de la península y según Encyclopædia Iranica dan su nombre a Cataluña, cuyos pobladores se llaman los Got-Alanien.
Actualmente la ciencia genética ha descubierto una distribución geográfica de los marcadores genéticos que han convencido a algunos investigadores de que existe una conexión entre la antiquísima y profunda herencia sármato-alana y el grupo G de línea paterna del ADN, especialmente el G2 (enlace en inglés).

lunes, 28 de marzo de 2011

La Celticidad de Los Cántabros

La Celticidad de los cántabros hoy día parece algo bastante evidente, fuera de toda duda, y que echa al traste la creencia popular habida siempre de que los únicos celtas son los gallegos, cuando en realidad la influencia celta resulta más que demostrada en otros pueblos como Asturias y Cantabria, donde se muestra fuertemente vinculada a sus costumbres, nombres y supersticiones. Los libros de Adolf Schulten “Los Cántabros y Astures y Su Guerra Con Roma” y de Adriano García-Lomas “Mitología y Supersticiones De Cantabria” recientemente reeditados por Estudio en Biblioteca Cantabria son una prueba de ello. En 1945 el Dr. D. Jesús Carballo publicó en un periódico local la estrecha relación de Cantabria con los otros pueblos celtas de la península, lo que dijo entonces aparece a continuación.

«Ciertos arqueólogos como Bosch Gimpera o Frankowski cayeron en el error de afirmar un supuesto origen ibero de los Cántabros por haber visto estelas celtas con inscripciones ibéricas. Nada prueban esos caracteres ibéricos respecto del origen de los Cántabros. Cuenta Julio César en su obra Comentarios a la guerra de las Galias, que los druidas, o sea, los sacerdotes celtas, tenían sus doctrinas religiosas escritas en caracteres griegos de manera que el pueblo no pudiera leerlas ni comprenderlas ¿Por qué hacían eso? Sencillamente porque no existía la escritura celta y tenían que valerse forzosamente de la escritura de otros pueblos. Aquí en Cantabria ha debido suceder lo mismo: los celtas-cántabros desconocedores de la escritura (lo mismo que los vascones) tenían que acudir forzosamente a los iberos y a los romanos para grabar sus leyendas. Así se explica que las estelas de Clunia, siendo celtas, tengan caracteres ibéricos y sólo emplearan caracteres latinos, cosa que no sucedería si los Cántabros fuesen iberos, pues continuarían con su escritura. Otra causa que indujo a este error histórico es el suponer que la palabra “Cantabril” es ibera y se refiere al río Ebro (Iberis); en efecto, en Cantabria nace este río y en sus márgenes moraban ellos. Pero me encuentro con otra palabra que es “Artabri”, nombre de unas tribus celtas que ocuparon el territorio que hoy es La Coruña y después pasaron a vivir a Inglaterra (ver obra de Henri Hubert con su mapa de expansión celta). Lo que no puedo admitir es que una sea celta y la otra ibera. Schulten dice que es celta. Ahora bien, estas dificultades se resolverían fácilmente suponiendo lo que yo propuse anteriormente, es decir, que los Cántabros son celtas y de un parentesco próximo y de la misma invasión que los celtas de Galicia. Dicho queda, que tanto Schulten como Hubert aportan tal número de datos que no tengo ya la menor duda del celtismo cántabro, confirmado además por los actuales investigadores españoles que más se dedican a ello. Ya en otro artículo demostré que entre las regiones de Cantabria y Galicia existen sorprendentes identidades en nombres locales, de culto religioso, de fortificaciones, etcétera; no obstante, la distancia a que se encuentran una de otra induce a creer que entre ellas debe de existir un parentesco hasta el presente ignorado por los historiadores. Brigantia, antigua capital de Cantabria, y Brigantes, una tribu celta de la primitiva Coruña; varios castros Cántabros con el nombre Amaia, y Compostela tiene próximo el valle de La Maia; en Liébana está Tudes, y Tudes es el primitivo nombre de Tuy; aquí el valle de Camargo o Tamargo, y el castro celta de los tamáricos se convirtió en la actual Compostela; Cayón en La Coruña, y el valle de Cayón en Cantabria; en Clunia (de Cantabria), un templo dedicado a tres divinidades galaicas. Es de advertir que Coruña en gallego es Cruña y sabido es que el pueblo gallego siempre tiende a cambiar la erre en ele; así que Cruña y Clunia es lo mismo. Tanto es así que próximo a la antigua Clunia está la actual Coruña del Conde. Próximo a la antigua Brigantia (hoy Retortillo) está Bolmir, nombre gallego, y un poco más allá de Reinosa encuentro la Miña y en Fuente Miña (Lugo) nace el río Miño; más al norte de Reinosa veo “La Coba”, palabra gallega que significa “La Cueva”, y aproximándose al río Saja encuentro el Cueto de los Tojos, tojo es una palabra clásica gallega que significa árgoma; Puerto de Sejos es igual que “sexo”, en gallego, que significa “canto rodado”, que allí abundan. Ya dije que la única estatuilla de bronce hallada en las excavaciones de Juliobriga es celta, según la clasificó Taracena, director del Museo Arqueológico de Madrid. En Toranzo el pueblo de Aés, y Ahés es el nombre de una legendaria princesa celta. Pero incluso la palabra Comillas, tan castiza, dice Rodríguez Marín con toda su autoridad filológica que es de origen celta (folleto publicado por el Ayuntamiento de Comillas). Sólo falta que en la estela gigante de Zurita aparezca (como creen ver algunos) un guerrero llevando en la cabeza una piel de lobo, porque así representaban los celtas la divinidad suya llamada Sucellum, dios de la fuerza. Dicha estela presenta también un caballo con su jinete, y no encuentro en ninguna obra de consulta ninguno tan parecido como la figura ecuestre de la diadema de oro, descubierta en Ribadeo (Lugo), que es celta. No puede atribuirse a la simple casualidad o a la coincidencia este cúmulo de datos. Para mayor seguridad he intentado hacer el mismo estudio con Galicia y Vizcaya pero no encuentro enlace posible. Ahora pregunto: han transcurrido más de veinte siglos y todavía encontramos semejante identidad ¿Cuál no sería entonces? Citaré algún latino, algún hispano, griego e incluso visigodo, y veremos cómo todos confunden a Galicia con Cantabria y viceversa, cosa que no sucede con ninguna otra región, ni siquiera con las contiguas a ambas. Posidonio (griego anterior a Cristo) dice que el río Miño nace en los Cántabros. Floro (español del siglo II) dice que los galaicos se suicidaban con veneno extraído de las hojas del tejo y Silio Itálico dice lo mismo de los Cántabros. Estragón (griego) dice que los Cántabros usaban para beber vasos de madera, aún ahora se usa en Galicia la “cunc” como los celtas; el pelo lo dejaban largo como las mujeres y en caso de guerra lo ataban atrás con cinta. Vestían túnica de lino, añadiendo que de esto había abundancia en Galicia, usaban una capa de lana negra de oveja como los galaicos de las islas Casitérides (del estaño)* en Inglaterra. Justino (latino) siglo III, escribe que entre los Cántabros los hombres se dedicaban a la guerra o a no trabajar, estando echados como era costumbre de los galaicos, quienes opinaban que el hombre sólo dos cosas debe hacer: guerrear o descansar. Añade que otro tanto hacen los germanos. Continúa diciendo que los trabajos del campo eran propios de la mujer como en Galicia. Parphirius, e scribe “Cantabria quae est gens Gallaeciae” (los Cántabros que son tribus Galaicas). Orosio (español del siglo V) en su Historia de la guerra dice “Cantabri et Astures Gallaeciae provinciae partio sunt” (los Cántabros y Astures forman parte de la Galicia). Para no cansar al lector, escritores griegos, latinos, sirios (como Posidonio), hispanos y hasta visigodos como San Isidro (siglo VI) confunden a Cantabria con Galicia, cuando parece lógico que confundieran Galicia con Lusitania y a Cantabria con Vasconia. Por otra parte, parece una obsesión de los escritores el cotejar siempre a los Cántabros con los Galaicos y a éstos seguidos de los Cántabros. Y si mencionan a los Astures, que son de la misma raza, siempre aparecen seguidos Cántabros y Galaicos, y después los Astures, cuando parece lógico que los intercalaran. Y esto no es sólo durante un momento histórico, pasajero, sino que lo vemos a lo largo de siete siglos; desde el siglo II antes de la era cristiana hasta el VI con San Isidoro, el cual escribe “Sicut in Gallecia partes sunt Cantabria et Asturia”. Para explicar esta identidad, esta unificación de dos pueblos tan distanciados, no basta que sean de la misma raza, hay algo más, que en mi opinión es que se trata de dos pueblos hermanos, tribus como los israelitas, descendientes de dos o más tribus, de dos o más hermanos, hijos de un mismo padre. Así se comprende por qué los feroces (según los romanos) Cántabros, que constantemente depredaban y atacaban a sus vecinos, los vascones y vacceos, acuden en auxilio de los galaicos a través de la ingente cordillera hasta Tuy, en la desembocadura del Miño, cuando guerreaban contra los romanos. Se debe proceder con la historia de Cantabria como ha procedido con la antropología el sabio montañés Hoyos Sainz, quien ha puesto al día y revisado los trabajos que él mismo ha realizado con Antón, hace muchos años. Los historiadores que escribieron hace tiempo resultan ya anticuados porque no conocieron los numerosos e importantes descubrimientos realizados por activos investigadores.». Jesús Carballo (1945). Prólogo de Carlos Gustavo Alútiz Ruisánchez

miércoles, 23 de marzo de 2011

Ermessinda de Carcassona en TV3

Televisión catalana, estrena una serie sobre Ermesinda de Carcassona, regente del condado de Barcelona.
La serie esta ambientada bastante bien en la época alto medieval de dicho condado durante el siglo X – XI.
La serie esta patrocinada por el gobierno catalán y el Gobierno de cultura español.
Muy al contrario de lo que suele ocurrir en gran parte de las series históricas de este país, Ermesinda de Carcassona esta bastante bien ambientada, no solo en vestidos de la época, los cuales aun tenían mucha influencia visigoda. Cosa fácilmente apreciable en los tocados de las mujeres. Sino que además recrea con bastante fidelidad el ambiente de los siglos X y XI en la Hispania medieval, tanto en exteriores como en interiores de los castillos. Cuidando hasta el mínimo detalle los bordados, estilos de túnica, y ropajes de las camas donde dormir.
Ya era hora que en España se comenzaran a tratar temas acerca de nuestra historia mas antigua sin problemas y complejos. Lamentablemente la serie solo será emitida en Cataluña, y en lengua catalana.
Esperemos que en un acto de generosidad y buena intención la película sea traducida al castellano y emitida en toda la península, para que de esta forma, gallegos, vascos, castellanos, navarros, cantabros y asturianos, conozcamos mas como era la vida en los reinos de nuestra tierra durante la alta edad media, acercándonos mas así, a la historia de cada uno de ellos.

domingo, 20 de marzo de 2011

Equinocio de primavera

Al contrario que los solsticios, los equinoccios no son plenamente festividades de simbolismo solar, sino de las cosechas y los campos. Como tal hay que entenderlas, y como tal las entenderemos.
Tanto en otoño como en primavera, el bosque, el monte y el campo dan frutos a los hombres. Esto bien lo saben los abuelos y gentes de pueblo. En otoño se recogen las setas, bellotas, castañas etc. Y en primavera, se recogen los frutos silvestres de los árboles, los campos y sus cosechas. Astrológicamente los equinoccios representan la igualdad entre la noche y el día.
Como será fácil de entender, los equinoccios serán el tiempo del dios Enguz y de la tierra. Por un lado el equinoccio de Otoño, simbolizara la siembra y recogida de la cosecha. Y por otro el de primavera, simbolizara igualmente la recogida y siembra de las cosechas.
Al igual que los solsticios, son festividades de festejo y conmemoración simbólica. En otoño bendeciremos la siembra al dios Enguz, y en primavera agradeceremos la recogida al dios Enguz.

Ritualizacion
Entre los viejos pueblos del norte europeo, se solía identificar los equinoccios con las siembras, y para tal existía un ritual, mediante el cual se representaba una siembra de las semillas.
Nosotros tomaremos el simbolismo de la siembra y recogida de las cosechas, para celebrar unas festividades cuyo valor simbólico será precisamente eso: la siembra y la recogida de las cosechas. Identificaremos el equinoccio de primavera con la primera de las cosechas, y el de otoño con la segunda. Realmente casi todos los pueblos han celebrado y siguen celebrando, festividades populares relacionadas con el campo. Así pues, aun hoy en gran parte de Europa, se celebra con festejos tradicionales, la llegada de la siembra, o la elaboración de las primeras cervezas de la temporada. Por ejemplo en el popular Oktober Fest.
En España mucho mas popular la siembra y vendimia del vino, y anteriormente las populares y crueles matanzas del cerdo. Todos estos festejos tenían una raíz ancestral que unía al hombre con el pasado vinculado a los ciclos naturales. Quizás comprendamos ahora mucho mejor la importancia de los equinoccios y su equivalencia con los tiempos fértiles de la tierra.
A mi modo de ver, la Wicca se pierde en exceso en simbolismos románticos, vinculando los equinoccios con una igualdad de diosa y dios. Una época de amor vinculando la igualdad del día y la noche. No voy a entrar al trapo del tema. Pero a buen seguro nuestros antepasados, criados en una sociedad violenda y prácticamente dedicada a la guerra, no tendrían una visión tan idílica de esos tiempos y conceptos.
Para nosotros, el tiempo de los equinoccios, será un tiempo para celebrar entre camaradas, los símbolos de las recogida. Celebrando al igual que en los solsticios y por influencia directa de las descripciones que hicieron los textos clásicos de estas festividades; reuniones, brindis, y banquetes. Todos ellos dedicados al dios godo Enguz.
Para tal fin, los nuevos paganos, se reunirán en su Alhs Gothorum, donde como es tradición, el Ufargauta preparara su “altar” o mesa de trabajo con todos los utensilios. En esta ocasión y como símbolo de las cosechas, recuperaremos la tradición histórica de los godos, del sacrificio de parte de las mismas a los dioses.
Así pues, los asistentes, traerán diferentes frutas tales como: uvas, peras, manzanas, castañas, naranjas etc. Las cuales serán arrojadas a un recipiente a los pies del altar. Simbolizando así el sacrificio de parte de la siembra a los dioses, que los antiguos campesinos y guerreros godos realizarían en sus diferentes tribus.
Tras ello, y con la totalidad de los asistentes reunidos. El Ufargauta, procederá a dar un discurso ritual de apertura ceremonial.

Enguz dios de los campos y las cosechas
Fertiliza la tierra que da sus frutos como cada año
Acepta la ofrenda de las mejores frutas en agradecimiento
Nerthus diosa de la tierra
Que tu vientre alimente las semillas y las proteja del frío y el viento
Acepta la ofrenda de las mejores frutas en agradecimiento
Dioses de la raza, orgullosos en las montañas
Proteger con la espada a los hijos de vuestro pueblo
Defended la siembra y las recogidas
La fecundidad y los nacimientos
Aislar a los enemigos del pueblo godo de sus campos
Aceptar la ofrenda de las mejores frutas en agradecimiento
Antiguos gigantes que fuisteis el principio del mundo
Alzar un muro que defienda de nieve y escarcha
Las rubias espigas y los árboles frutales
Aceptar la ofrenda de las mejores frutas en agradecimiento

Posteriormente al discurso ritual, el alto sacerdote sacara su cuchillo ritual (scram), y con la ayuda de los asistentes excavará un hoyo donde enterrara a modo de siembra simbólica, las frutas ofrendadas. Con la esperanza de que estas alimentes la tierra; plantas, helechos o árboles que crecen en el campo, colinas y montañas.
Por ultimo, una vez mas se dirigirá a los dioses diciendo:

Acompañadnos Oh dioses del pueblo, señores de la raza, al banquete que ofrecemos en vuestro honor.
Siendo por ultimo realizado nuevamente una reunión banquete en honor a las deidades del pueblo godo

martes, 15 de marzo de 2011

El invierno para el mundo tradicional

Las viejas tradiciones indo-europeas aluden a una sede situada en el Norte -Hiperbórea- que era su lugar de origen y residencia durante una mítica Edad de Oro, en el principio de los tiempos. Una serie de catástrofes naturales forzaron migraciones hacia el sur, en el curso de las cuales estos pueblos conservaron la memoria de su pasado. Buscando el calor del sol y días más largos, descendieron hacia el sur.
En una segunda fase de descenso -Edad de Plata- se establecieron en una isla a la que llamaron Thule. En pos de esta sede partió Phiteas de Masalia y pretendió haber llegado allí, si bien es posible que confudiera Thule con las islas Casitérites, Islandia o probablemente Groenlandia.
Nuevas catástrofes y migraciones llevaron a estos pueblos más al sur y en un ciclo siguiente de descenso se establecieron en la Atlántida, en lugares hoy ocupados por las aguas oceánicas. El relato platónico es suficientemente conocido como para que nos extendamos.
Todo esto no precisa demostración científica o huellas arqueológicas "positivas", se trata de tradiciones; "tradición" implica transmisión, oral y directa, por tanto, un cierto contenido de verdad, que aunque deformado indicaría, como mínimo, la psicología profunda de los pueblos indo-europeos sobre los que se vehiculizó esta mitología.
La dureza del clima nórdico-polar, el dramatismo de unas migraciones realizadas en condiciones precarias, imprimió un carácter particular producto de la experiencia existencial de estos pueblos marcada, sin duda, por la búsqueda y persecución del Sol, desde el Norte originario hacia el Sur. No es de extrañar que para ellos el Sol se elevara a la categoría de divinidad y que sus líderes y soberanos adquirieran connotaciones solares: inmovilidad, serenidad, altitud, distanciamiento, quietud, poder, fuerza, vigor, centralidad, irradiación, teurgia (el sol tuvo un cierto poder terapeutico antes que la destrucción de la capa de ozono lo convirtiera en mortal), etc.
A la vista de todo esto, es lógico que las fiestas que colocan al sol en el centro de su temática, tengan gran arraigo y predicamento en los descendientes de estos pueblos originarios más que primitivos. Las festividades del invierno tienen por ello un carácter ambivalente: son, por un lado, fiestas en el que el recuerdo de los muertos tuvo gran importancia, sobre todo en sus primeras semanas; pero también son fiestas de resurrección y promesa de vida. De ahí la alegría generalizada con que se abordaban en un tiempo en el que los escaparates del consumo no existían y todo lo que se regalaba o con lo que se decoraba el hogar era fabricado por las propias manos de quien lo entregaba.
Ernest Milá

sábado, 12 de marzo de 2011

Небо славян - группа "Федорино горе"

Siguiendo el camino de los antiguos dioses

En días pasados, algunos componentes de la FRS subimos a la montaña para realizar una limpia de monte, a la par que aprovechamos para realizar un ritual de despedida al invierno en un lugar próximo a un arroyuelo de montaña. El lugar no solo era mágico por lo ya de por si espectacular del entorno, bajo altos pinos y robles milenarios, acompañados del sonido mágico del agua descendiendo por la montaña. Sino por las rocas llenas de musgo y la blanca nieve que daban un aspecto casi fuera de época a todo el lugar.
En esta ocasión los tres miembros que nos aventuramos, realizamos una ceremonia en honor al dios godo Enguz, dios de los campos y señor de las estaciones naturales.
La ritualización, fue únicamente simboliza, ya que aun no hemos realizado una limpia y sacralización del lugar según manda la tradición mágico simbólica. Cosa que si todo marcha bien, realizaremos próximamente.
La importancia de todos estos rituales, no esta tanto en lo que ocurre, sino en el recuerdo que por medio de ellos hacemos hacia los dioses celtas y godos de nuestros pueblos. Así como la conexión espiritual que tenemos del entorno y la tierra a la que están unidos nuestros dioses, y nuestra esencia como pueblo por medio de la herencia cultural e histórica del paisaje.

domingo, 6 de marzo de 2011