lunes, 5 de julio de 2010

La España visigoda. La evolución política de la Monarquía

Los visigodos fueron enviados a Hispania (ni= ñ) por el Imperio para restablecer el orden, por lo que en todo momento respetaron la propiedad, la organización administrativa y el Derecho romano. Confiscaron un tercio de las propiedades a los grandes latifundistas. Formaron una superestructura política y militar que había sido legitimada por Roma. Aportaron elementos propios”, como la Monarquía hereditaria y el Derecho consuetudinario que, en principio, coexistieron con las instituciones romanas y luego se integraron en ellas. La Iglesia Católica, en el III Concilio de Toledo, impuso la elección del rey, como en el Imperio Romano. Los francos les ganaron la hegemonía europea al convertirse primero su rey Clodoveo, en el año 496, al catolicismo y apoyar su política en el Imperio, la Iglesia romana y los indígenas romanizados católicos.
La Monarquía visigoda llevó a cabo un proceso unificador en todos los aspectos: unidad territorial, unidad del poder político y jurídico, unas creencias comunes y fusión de godos e hispanos:
Leovigildo (573-586) derogó la ley que prohibía el matrimonio entre visigodos e hispanos y emprendió la tarea de unificación del territorio, venciendo a los suevos en el 585 y anexionándose su territorio. Realizó expediciones contra los vascones y fundó Victoriaco (Vitoria) para impedir los levantamientos. Instauró en el año 577 el Imperium Hispánico nombrando Sede Regia a Toledo, adoptando el título de Princeps, símbolos reales, como el trono, el cetro, el manto real y la diadema, y todo el ceremonial bizantino de los emperadores.
Intentó la unidad religiosa, imponiendo el arrianismo como religión dominante, pero los hispanos de la Bética con la ayuda de los Bizantinos y de los suevos eligieron a su hijo Hermenegildo duque de la Bética como líder y se rebelaron. Perdieron la guerra, y Hermenegildo fue condenado a muerte por alta traición (primer mártir de la Iglesia Española), pero se demostró que sin la colaboración de los hispanos católicos era imposible gobernar España.
Su segundo hijo y sucesor Recaredo (586-601) así lo entendió y en el Tercer Concilio de Toledo, el 8 de mayo del 589, él y todo su pueblo abandonaron el arrianismo y aceptaron el catolicismo como religión oficial. La Iglesia Católica consiguió mucho, entre otras cosas, dar su visto bueno al heredero. Recaredo que, con la intransigencia del converso, destruyó todos los libros en lengua visigoda.
Suintila (621-631) expulsó a los bizantinos de sus últimos dominios, con lo que consiguió la unidad territorial.
Recesvinto (653-672) estableció un mismo código para ambos pueblos, el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo, con lo que se restableció la unidad jurídica en la Península, y abolió el Derecho Romano. Este código estará vigente entre los cristianos durante toda la Edad Media. A su muerte el Reino de España era un Estado independiente y unificado.
Javier Albert Gutiérrez

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