Estamos en unas fechas muy señaladas, donde la mayoría de los países occidentales celebramos la navidad, el nacimiento del hijo de Dios.
Durante muchísimo tiempo, cuando formábamos parte del ya desaparecido FCP, pensábamos que la mejor forma de luchar por el resurgir de un paganismo identitario vinculado a la espiritualidad del hombre europeo, era atacar al cristianismo de forma voraz.
El tiempo ha pasado, todos o casi todos nosotros hemos madurado en ese sentido y a día de hoy pensamos que la mejor forma de encontrar nuestro yo identitario, es defendiendo y protegiendo nuestra identidad por medio de rituales y tradiciones contemporáneas, sin que esto signifique odio u rechazo hacia el cristianismo.
Una buena muestra de lo que hablamos es la iniciativa de transformar el culto tradicional del Belén o misterio del nacimiento, en una representación del solsticio, algo mucho mas identitario y que a su vez forma parte de nuestra esencia cultural como pueblo europeo.
Desde hoy esto puede ser una nueva tradición identitaria, que por medio del boca a boca, se extienda por toda la península, y a su vez por el viejo continente, siendo quizás dentro de unos años algo común en bastantes hogares de nuestras naciones.
Al representar el solsticio de invierno en todos nuestros hogares, no solo estaremos recordando la fecha en cuestión, sino que posiblemente mucha mas gente, amigos o conocidos que visiten nuestras casas y pregunten, al informarse del acontecimiento cultural vinculado a nuestra identidad espiritual como pueblo (solsticio), se animen y decidan resucitar y seguir esta nuestra tradición vinculada o inspirada en los ancestrales acontecimientos a los que nuestra esencia identitaria nos vincula por medio de la herencia de sangre indoeuropea.
La representación del solsticio, estará representada, valga la redundancia, por un dolmen.
A titulo personal hemos acompañado con dos figuras sacadas de nuestra historia; un guerrero cantabro astur, y un sacerdote representado por medio de la figura del arquetu.
El Arquetu es un personaje de la mitología cantabro - castellana vieja, que representa el ahorro y la ayuda para aquellos que gasten de forma equitativa y razonable sus dineros.
Castiga a aquellos que derrochan y malgastan lo que tienen, y como ya hemos dicho, ayuda con su cofre de monedas de oro, a aquellos que necesitan de su ayuda.
Algo muy propio y “revincicativo” en estos días, donde el consumismo de un mundo globalizado y materialista se dispara hasta limites insospechados.
Para el día del solsticio, y acompañados de nuestra familia, encenderemos una vela a las puertas del dolmen que simbolizara el nacimiento del sol eterno, el sol invicto. Zeus, Wotan, Júpiter, el Lug de nuestros celtiberos nacionales, o el Gautúr /Gutar de nuestros viejos visigodos paganos.
Dejándola encendida durante toda la noche, y apagándola llegado el momento en compañía de los nuestros.
Igualmente proponemos un juego tradicional, y este no es otro que pedir algunos deseos simbólicos al apagar la vela, cuyo humo pasara a través de las puertas del dolmen uniéndolo simbólicamente con el mundo de los dioses.
Recordamos una vez mas que todos estos rituales no han de ser vistos como mitologías religiosas, sino como tradiciones vinculadas al recuerdo de nuestra herencia histórico identitaria. Sabemos que no ocurrirá nada, que no se cumplirán nuestros deseos, y que el humo no trasportara nuestras plegarias al mundo de los dioses.
Simplemente jugamos con el recuerdo de estos para que no desaparezca. Ritualizando algunas cosas exactamente igual que se ritualiza un brindis en navidad, o en alguna cena donde los comensales proponen un deseo vinculándolo a ese brindis.
Durante muchísimo tiempo, cuando formábamos parte del ya desaparecido FCP, pensábamos que la mejor forma de luchar por el resurgir de un paganismo identitario vinculado a la espiritualidad del hombre europeo, era atacar al cristianismo de forma voraz.
El tiempo ha pasado, todos o casi todos nosotros hemos madurado en ese sentido y a día de hoy pensamos que la mejor forma de encontrar nuestro yo identitario, es defendiendo y protegiendo nuestra identidad por medio de rituales y tradiciones contemporáneas, sin que esto signifique odio u rechazo hacia el cristianismo.
Una buena muestra de lo que hablamos es la iniciativa de transformar el culto tradicional del Belén o misterio del nacimiento, en una representación del solsticio, algo mucho mas identitario y que a su vez forma parte de nuestra esencia cultural como pueblo europeo.
Desde hoy esto puede ser una nueva tradición identitaria, que por medio del boca a boca, se extienda por toda la península, y a su vez por el viejo continente, siendo quizás dentro de unos años algo común en bastantes hogares de nuestras naciones.
Al representar el solsticio de invierno en todos nuestros hogares, no solo estaremos recordando la fecha en cuestión, sino que posiblemente mucha mas gente, amigos o conocidos que visiten nuestras casas y pregunten, al informarse del acontecimiento cultural vinculado a nuestra identidad espiritual como pueblo (solsticio), se animen y decidan resucitar y seguir esta nuestra tradición vinculada o inspirada en los ancestrales acontecimientos a los que nuestra esencia identitaria nos vincula por medio de la herencia de sangre indoeuropea.
La representación del solsticio, estará representada, valga la redundancia, por un dolmen.
A titulo personal hemos acompañado con dos figuras sacadas de nuestra historia; un guerrero cantabro astur, y un sacerdote representado por medio de la figura del arquetu.
El Arquetu es un personaje de la mitología cantabro - castellana vieja, que representa el ahorro y la ayuda para aquellos que gasten de forma equitativa y razonable sus dineros.
Castiga a aquellos que derrochan y malgastan lo que tienen, y como ya hemos dicho, ayuda con su cofre de monedas de oro, a aquellos que necesitan de su ayuda.
Algo muy propio y “revincicativo” en estos días, donde el consumismo de un mundo globalizado y materialista se dispara hasta limites insospechados.
Para el día del solsticio, y acompañados de nuestra familia, encenderemos una vela a las puertas del dolmen que simbolizara el nacimiento del sol eterno, el sol invicto. Zeus, Wotan, Júpiter, el Lug de nuestros celtiberos nacionales, o el Gautúr /Gutar de nuestros viejos visigodos paganos.
Dejándola encendida durante toda la noche, y apagándola llegado el momento en compañía de los nuestros.
Igualmente proponemos un juego tradicional, y este no es otro que pedir algunos deseos simbólicos al apagar la vela, cuyo humo pasara a través de las puertas del dolmen uniéndolo simbólicamente con el mundo de los dioses.
Recordamos una vez mas que todos estos rituales no han de ser vistos como mitologías religiosas, sino como tradiciones vinculadas al recuerdo de nuestra herencia histórico identitaria. Sabemos que no ocurrirá nada, que no se cumplirán nuestros deseos, y que el humo no trasportara nuestras plegarias al mundo de los dioses.
Simplemente jugamos con el recuerdo de estos para que no desaparezca. Ritualizando algunas cosas exactamente igual que se ritualiza un brindis en navidad, o en alguna cena donde los comensales proponen un deseo vinculándolo a ese brindis.
Proponemos que nos mandéis vuestras creaciones identitarias a:
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