domingo, 3 de octubre de 2010

Así fueron los alanos


Los alanos son generalmente altos y hermosos, teniendo los cabellos casi todos rubios. Su mirada antes es marcial que feroz, no cediendo a los hunos en la rapidez del ataque y carácter belicoso: pero están más civilizados en su manera de vestirse y alimentarse. El goce que los caracteres pacíficos y tranquilos encuentran en el reposo, lo hacen ellos consistir en los peligros y la guerra. Para los alanos el honor supremo es perder la vida en el campo de batalla. Morir de vejez o de accidente es un oprobio para el que no tienen bastantes ultrajes, y matar un hombre es heroísmo nunca bien celebrado. El trofeo más glorioso es la cabellera del enemigo, sirviendo de adorno al caballo del vencedor. Los débiles por edad o sexo se ocupan, fuera y en derredor de los carros, de las cosas que no exigen fuerza corporal. Pero los hombres robustos, avezados desde la infancia en la equitación, consideran deshonroso servirse de los pies. La guerra no tiene accidentes en que no hayan hecho riguroso aprendizaje: por eso son excelentes soldados. Si los persas son guerreros por naturaleza, lo deben a que originasiamente circuló por sus venas la sangre escita.
Entre ellos la religión no tiene templo ni edificio, ni siquiera un santuario cubierto de paja. Una espada desnuda, clavada en el suelo, es el emblema de Marte, o mejor dicho, del dios de la guerra, la divinidad suprema y altar de su bárbara devoción.
Amiano Marcelino

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