Hoy inauguro este blog con el objetivo de expresar mis pensamientos y reflexiones en torno al paganismo, su teología, su filosofía y su función en la sociedad.
La intención de dar a conocer lo que pienso y siento no es otra cosa que intentar enriquecer un poco el panorama filosófico pagano actual, más allá de las reflexiones repetidas y sobadas que existen en torno a las diferentes religiones paganas. Mi objetivo principal es hacer incapié en el fondo filosófico y espiritual del pensamiento pagano, mostrando al mundo que, al igual que todas las creencias, el paganismo tiene mucho que aportar al mundo, al pensamiento actual y a las personas.
La primera pregunta que lanzo a los paganos que me leen es la más básico y la que debe ser la primera en responderse: ¿Qué es el paganismo?
El paganismo, proviene etimologicamente de la palabra latina pagus, que significa aldea o pago. Los paganos eran los que vivían en los pagos, y la palabra era una designación romana para los campesinos. La palabra, en un principio secular y exenta de sentidos religiosos, adquirió un nuevo sentido con la llegada del cristianismo, que convirtió la palabra pagano en sinónimo de politeísta, gentil, infiel y cualquiera no cristiano. Esta atribución religiosa a la palabra pagano ha sido la que ha derivado en diversos significados y, finalmente en nuestro siglo, pagano ha pasado a ser un sinónimo de secular.
Con el nacimiento del romanticismo y a principios del siglo XX el placer de mirar hacia el pasado resurgió y diversos grupos reclamaron la herencia precristiana europea y se tildaron de "paganos". Estos grupos, más o menos reconstruccionistas, buscaban el retorno a la identidad espiritual europea y aspiraban a devolver el sentido a unas religiones ya olvidadas. Es entonces, cuando la palabra paganismo adquiere otro sentido, el sentido que nosotros, la mayoría, le damos. Se empieza a entender el paganismo como el conjunto de religiones nativas europeas precristianas, incluyendo en este conjunto las distintas prácticas de brujería antiguas y modernas. Quedan así entonces enmarcadas las diferentes religiones nativas europeas bajo el término "paganismo", y todo aquel que sigue una es un "pagano".
Hasta aquí, todo era una simple explicación más o menos histórica de la evolución de la palabra paganismo y su uso entre aquellos que nos enmarcamos, queramos o no, en él.
Ahora viene la reflexión que comporta el término paganismo y el motivo por el que algunos se aferran a este concepto como una bandera que defender y otros lo rechazan.
Ser pagano, acogiéndonos a la definición histórica de gentiles, inevitablemente lo somos. Somos en nuestra mayoría politeístas o biteístas, no seguimos al dios judeo-cristiano y tenemos unas festividades y costumbres diferentes a las abrahámicas. En este sentido, somos paganos y nadie nos lo puede negar.
No somos paganos si nos acogemos a la definición hecha por los católicos en el último siglo, puesto que los paganos no somos seculares, somos religiosos y creyentes, y muchos de nosotros practicantes y activos, así que por lo tanto no se nos puede catalogar como tales.
En cuanto a la definición que el mismo colectivo se otorga de conjunto de religiones nativas europeas, es cierto que practiquemos la religión que practiquemos, seremos paganos si ésta es nativa de Europa y precristiana.
Pero, siendo este último significado sólo un término aglutinador, ¿por qué hay gente que rehuye de este término y otros que lo adoran?
Ser creyente de una religión nativa europea te convierte parte de un colectivo aparentemente existente pero sin ningún tipo de orden que es el colectivo pagano. El haber creado la definición ha permitido que se haya establecido una supuesta hermandad inexistente entre todos aquellos que siguen una religión nativa de Europa. Esto ha llevado a crear grupos que agrupan a paganos de distintas religiones bajo la bandera del término "paganismo", siendo este una definición realmente amplia que abarca creencias de todo el continente. El conjunto de paganos se ha sentido a gusto con este término y se ha quedado con él como algo identificativo. Pero esta comunidad pagana (que en términos ontológicos es inexistente, tan sólo podríamos hablar de los diferentes grupos y asocaciones paganas) ha sufrido rencillas por el mismo motivo que lo une, la universalidad. El hecho de ser personas las que conforman el grupo ha permitido de manera inevitable que las discusiones por motivos religiosos, históricos, personales, ideológicos, políticos, sociales y culturales se vean reflejados en el colectivo, creando problemas de los que muchos han preferido apartarse, y por ende, renunciar a la etiqueta de pagano. Estos individuos o grupos les suele gustar más identificarse por el término concreto de su religion: wiccano, asatruar, druida, celtista...
El paganismo, además, ha sido usado como término nacionalista en algunas ocasiones, puesto que representa la identidad espiritual europea. En otras ocasiones, algunos grupos y organizaciones de más o menos calidad se han hecho con esta palabra para fines lucrativos que tan sólo han desvirtuado aún más la visión que los paganos dan de cara al mundo enseñándolo como algo mercantil y pasajero como las modas. Por último, otros grupos y colectivos han hecho del paganismo sinónimo de magia y ocultismo, ensuciando el término en el sentido religioso que se le ha querido dar y dando una mala imagen de cara al público.
El término pagano, lo queramos o no, es lo que nos identifica de cara al mundo. El mundo nos conoce como paganos y nos conocerá como paganos puesto que, de manera histórica, lo somos. Somos politeístas y creemos cosas que muchos han olvidado ya. Por ese motivo, considero que la palabra paganismo debería ser una palabra cuidada y mimada, que debería cuidarse desde el interior de los grupos paganos y debería apartarse de todo fin comercial y publicitario.
El colectivo pagano no existe, pero el paganismo y su profundo y ancestral significado sí. No dejemos que nuestra alocada era haga de las suyas con nuestra herencia. Es nuestra responsabilidad.
Carlos Sanchez - Celtica Hispana
La intención de dar a conocer lo que pienso y siento no es otra cosa que intentar enriquecer un poco el panorama filosófico pagano actual, más allá de las reflexiones repetidas y sobadas que existen en torno a las diferentes religiones paganas. Mi objetivo principal es hacer incapié en el fondo filosófico y espiritual del pensamiento pagano, mostrando al mundo que, al igual que todas las creencias, el paganismo tiene mucho que aportar al mundo, al pensamiento actual y a las personas.
La primera pregunta que lanzo a los paganos que me leen es la más básico y la que debe ser la primera en responderse: ¿Qué es el paganismo?
El paganismo, proviene etimologicamente de la palabra latina pagus, que significa aldea o pago. Los paganos eran los que vivían en los pagos, y la palabra era una designación romana para los campesinos. La palabra, en un principio secular y exenta de sentidos religiosos, adquirió un nuevo sentido con la llegada del cristianismo, que convirtió la palabra pagano en sinónimo de politeísta, gentil, infiel y cualquiera no cristiano. Esta atribución religiosa a la palabra pagano ha sido la que ha derivado en diversos significados y, finalmente en nuestro siglo, pagano ha pasado a ser un sinónimo de secular.
Con el nacimiento del romanticismo y a principios del siglo XX el placer de mirar hacia el pasado resurgió y diversos grupos reclamaron la herencia precristiana europea y se tildaron de "paganos". Estos grupos, más o menos reconstruccionistas, buscaban el retorno a la identidad espiritual europea y aspiraban a devolver el sentido a unas religiones ya olvidadas. Es entonces, cuando la palabra paganismo adquiere otro sentido, el sentido que nosotros, la mayoría, le damos. Se empieza a entender el paganismo como el conjunto de religiones nativas europeas precristianas, incluyendo en este conjunto las distintas prácticas de brujería antiguas y modernas. Quedan así entonces enmarcadas las diferentes religiones nativas europeas bajo el término "paganismo", y todo aquel que sigue una es un "pagano".
Hasta aquí, todo era una simple explicación más o menos histórica de la evolución de la palabra paganismo y su uso entre aquellos que nos enmarcamos, queramos o no, en él.
Ahora viene la reflexión que comporta el término paganismo y el motivo por el que algunos se aferran a este concepto como una bandera que defender y otros lo rechazan.
Ser pagano, acogiéndonos a la definición histórica de gentiles, inevitablemente lo somos. Somos en nuestra mayoría politeístas o biteístas, no seguimos al dios judeo-cristiano y tenemos unas festividades y costumbres diferentes a las abrahámicas. En este sentido, somos paganos y nadie nos lo puede negar.
No somos paganos si nos acogemos a la definición hecha por los católicos en el último siglo, puesto que los paganos no somos seculares, somos religiosos y creyentes, y muchos de nosotros practicantes y activos, así que por lo tanto no se nos puede catalogar como tales.
En cuanto a la definición que el mismo colectivo se otorga de conjunto de religiones nativas europeas, es cierto que practiquemos la religión que practiquemos, seremos paganos si ésta es nativa de Europa y precristiana.
Pero, siendo este último significado sólo un término aglutinador, ¿por qué hay gente que rehuye de este término y otros que lo adoran?
Ser creyente de una religión nativa europea te convierte parte de un colectivo aparentemente existente pero sin ningún tipo de orden que es el colectivo pagano. El haber creado la definición ha permitido que se haya establecido una supuesta hermandad inexistente entre todos aquellos que siguen una religión nativa de Europa. Esto ha llevado a crear grupos que agrupan a paganos de distintas religiones bajo la bandera del término "paganismo", siendo este una definición realmente amplia que abarca creencias de todo el continente. El conjunto de paganos se ha sentido a gusto con este término y se ha quedado con él como algo identificativo. Pero esta comunidad pagana (que en términos ontológicos es inexistente, tan sólo podríamos hablar de los diferentes grupos y asocaciones paganas) ha sufrido rencillas por el mismo motivo que lo une, la universalidad. El hecho de ser personas las que conforman el grupo ha permitido de manera inevitable que las discusiones por motivos religiosos, históricos, personales, ideológicos, políticos, sociales y culturales se vean reflejados en el colectivo, creando problemas de los que muchos han preferido apartarse, y por ende, renunciar a la etiqueta de pagano. Estos individuos o grupos les suele gustar más identificarse por el término concreto de su religion: wiccano, asatruar, druida, celtista...
El paganismo, además, ha sido usado como término nacionalista en algunas ocasiones, puesto que representa la identidad espiritual europea. En otras ocasiones, algunos grupos y organizaciones de más o menos calidad se han hecho con esta palabra para fines lucrativos que tan sólo han desvirtuado aún más la visión que los paganos dan de cara al mundo enseñándolo como algo mercantil y pasajero como las modas. Por último, otros grupos y colectivos han hecho del paganismo sinónimo de magia y ocultismo, ensuciando el término en el sentido religioso que se le ha querido dar y dando una mala imagen de cara al público.
El término pagano, lo queramos o no, es lo que nos identifica de cara al mundo. El mundo nos conoce como paganos y nos conocerá como paganos puesto que, de manera histórica, lo somos. Somos politeístas y creemos cosas que muchos han olvidado ya. Por ese motivo, considero que la palabra paganismo debería ser una palabra cuidada y mimada, que debería cuidarse desde el interior de los grupos paganos y debería apartarse de todo fin comercial y publicitario.
El colectivo pagano no existe, pero el paganismo y su profundo y ancestral significado sí. No dejemos que nuestra alocada era haga de las suyas con nuestra herencia. Es nuestra responsabilidad.
Carlos Sanchez - Celtica Hispana
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