jueves, 30 de diciembre de 2010

Las enigmaticas piedras de los vettones

Una cultura casi desconocida sembró la Península Ibérica de enigmáticos animales de piedra cuyo significado o propósito aún siguen siendo materia de debate para los arqueólogos. Son los vettones.

Uno de los fenómenos arqueológicos relacionado con los celtas más importantes de España tiene que ver con las representaciones escultóricas de los pueblos prerromanos que habitaron entre el Duero y el Tajo, en la meseta; los vetones. Toros, jabalíes, cerdos, osos, tal vez elefantes... Esculturas toscas de granito, de distintos tamaños y encontradas en tan diversos ámbitos que los investigadores aún no se han puesto de acuerdo en su significado — puede que fueran varios los motivos de su fabricación?—. Son los llamados “verracos” que es como se conoce a esta cultura que reúne más de 400 ejemplares en una estrecha franja de piedra y monte. Corresponden al trabajo de un grupo de artesanos que labraba la roca y que proveía a los vetones de estas figuras misteriosas, cuyo sentido aún no ha sido desvelado.

Hace 2.500 años...
Los vetones eran celtas, vivían de la ganadería y se preparaban para ser soldadas de postín. Celebraban ritos iniciáticos para los futuros guerreros en saunas excavadas en la roca y adoraban a las fuerzas de la naturaleza celebrando sacrificios animales y humanos en altares rupestres. Se repartieron por el territorio extendido entre el Duero y el Tajo, lo que ahora es Toledo, Cáceres, Salamanca, Ávila, Zamora, Segovia y las provincias portuguesas de Tras-os-Montes y Beira Alta. Construyeron sus ciudades fortificadas (oppida) más importantes en el valle abulense de Amblés, en montes colindantes a las sierras que rodean la capital de Ávila. En este marco se tallaron los verracos, considerados la expresión plástica más representativa de los vetones.
La curiosidad por estas esculturas milenarias ha respondido a patrones varios. Los romanos utilizaron la figuración de toros y jabalís de reducidas dimensiones en sus necrópolis, a modo de cistas y cupae —¿símbolo del enterramiento de alguien cuyos ancestros vetones adoraban a estos animales, igual que ahora se hace con la Cruz?—, o bien usarlas como sillares en la Edad Media en construcciones importantes, como la muralla de Ávila o varias iglesias de ésta y otras capitales y pueblos de la zona —quizá con el despectivo propósito de ahorrarse en pulir piedra cuando ya disponían de elementos de buena roca y, además, labrados—. Y, como los siglos dan tantas vueltas al arte, a partir del siglo XVI las familias nobiliarias los situaban en los jardines de sus sus palacios — reconocimiento a su valor artístico, a su antigüedad, o por una atracción del misterioso poder de estas esculturas milenarias hacía los ricos estamentos?—. Las pruebas arqueológicas y, a partir del siglo XV, la documentación de los cronistas, sitúan la construcción de estas esculturas en la Edad del Hierro, a partir del siglo V-IV a. de C. Sólo desde finales del siglo XIX, época en que surge la figura del investigador arqueológico se han realizado excavaciones más sistemáticas en los castros vetones, intentando descubrir algo del pasado de estos pueblos ganaderos y guerreros, y encontrándose con una cultura llena de enigmas y dudas.

¿Idea o figuración?
Entre dioses y hombres siempre ha habido una extraña relación. Temor, amor, miedo, petición, protección... distintas caras de una misma moneda en la que las circunstancias que nos rodean son fundamentales. En el caso de los celtas, las fuerzas de la naturaleza eran el misterio de la lluvia y de los ríos, la energía del Sol y la Luna, y la fuerza pétrea y el poder de los animales. La comprensión de lo que ocurría influía hasta transformar los elementos cotidianos de la existencia en objetos de culto.
¿Culto al toro o a la piedra? ¿O a ambos? Es una de las incógnitas de los verracos. Figuras esquemáticas, simples, muy geometrizadas; tanto, si las comparamos con las representaciones ibéricas de la misma época, que es casi imposible relacionarlas. ¿Cuestión de riqueza, de medios, de torpeza, o se trata de una visión buscada, de la mera representación de una idea sin un afán figurativo? Las relaciones de los celtas con la naturaleza fue tan acusada que puede que la idea sea sólo la conjunción de dos elementos naturales, fundamentales en su vida: la roca sobre la que construían sus poblados, que les protegía, y el toro, animal sagrado en mitologías clásicas, cargada, en este caso, de un componente sociológico que no se puede obviar: una de sus fuentes de riqueza era la ganadería.
Las piedras en el culto y el propio culta a las piedras también se han relacionado con las corrientes de agua. Por ejemplo, en el castro de Ulaca (Solosancho, Avila) se halló un verraco cerca de un manantial, y junto al castro de El Raso (Candeleda, Avila) también se encontró un ejemplar al lado de un río, junto al Santuario prerromano de Postolabosa. La presencia de es tas esculturas en extensas praderas, a modo de hitos en el paisaje, y algunos cerca de los poblados e incluso dentro de los mismos, se ha interpretada coma una sacralización de los mismos, en relación con la protección tanto del ganado como de los hábitats. Han pasado más de setenta años desde que el arqueólogo Juan Cabré, uno de los primeros que excavó los castros vetones, destacaba la función mágico-religiosa de estas figuras zoomorfas, relacionándolos con ritos de protección del ganado, fertilidad y reproducción de la especie. Se han encontrado esculturas en zonas de pastos especialmente ricas, en las cercanías de cañadas medievales, en las lindes de las tierras y de marcándolas — modo de hitos sagrados—. Hay teorías que indican, incluso, que los verracos trataban de señalizar las posesiones de los grandes guerreros (los privilegiados en la escala jerárquica de los poblados), como símbolo de su estatus social. Lo que aún no se ha confirmado es si, en realidad, los toros y verracos hallados se situaron en esos lugares en sus orígenes o si, por el contrario, han sido desplazados de su ubicación original a lo largo de los siglos. De algunas sí que se conoce con certeza su desplazamiento, lo que pone en duda a ubicación original del resto. Lo que será muy difícil averiguar es el cuándo y el por qué.

Piedra, muerte, ritual

Las Vetones incineraban a sus muertos. Era un ritual céltico cuyo origen se puede encontrar en el corazón de Europa, en la cultura de los Campos de Umas. Los más poderosos guerreros se llevaban a la tumba su ajuar, quemado en una pira, frente a todos, tras estar en un altar de piedra, según los historiadores romanos, esperando a que las aves psicopompas se llevaran sus entresijos a otra vida.
Las excavaciones arqueológicas han contribuido a desvelar ciertas incógnitas de la vida y costumbres de los vetones. Es el caso del castro de la Mesa de Miranda (Chamartín de la Sierra, Ávila). Descubierto por Antonio Molinero en 1930, fue excavado por éste junto con Juan Cabré, que también se había encargado de otra gran labor en este campo; las excavaciones arqueológicas en el castro y la necrópolis de La Cogotas (Cardeñosa, Ávila). El importante cementerio de La Mesa de Miranda, conocido como “La Osera” junto con el de Las Cogotas, han aportado ricos datos sobre los vetones, como la estructura piramidal de lo poblados y la importancia de guerreros y artesanos en el escalafón social. Sin embargo, la evidencia de que los verracos tengan relación con elementos funerario no se basa en necrópolis vetonas, sino en los ejemplares encontrados en Ávila, procedentes de un cementerio romano de los alrededores de la basílica románica de San Vicente, enfrente de la muralla.
Las referencias acerca de las rituales vetones quedan patentes por la existencia de santuarios al aire libre, labrados en la misma roca del terreno. Es el caso del altar prerromano encontrado en San Mamede (Villardiegua de la Ribera, Zamora), el portugués de Panoias (Vila Real) o el altar de sacrificios del casto de Ulaca (Solosancho, Ávila), Este último es el más conocido por su situación, en el núcleo más grande de toda la zona habitada por los vetones, y portados los elementos que lo rodean. El altar rupestre está excavado en la roca del terreno y está rodeado por un espacio “sagrado”, o nemeton. Se compone de una superficie con dos pares de escaleras talladas que conducen a una plataforma con varias cavidades comunicadas en si. Su carácter sagrado ha sido determinado por paralelismos con el altar encontrado en el Castro de Panoias, que contiene inscripciones romanas aludiendo a sacrificios animales y humanos, en el ámbito de las culturas y dioses celtas. Se piensa que puede tratarse de un culto relacionado con el toro o con la Luna, por su situación en una de las zonas más elevadas de oppidum. El historiador romano Estrabón aludía en sus escritos a creencias relacionadas con el plenilunio en toda esta región. Tambien el arqueólogo Juan Cabré destacaba su exaltada heliolatría debido a unas cerámicas encontradas en Ciudad Rodrigo (Salamanca) y en armas del castro de Las Cogotas con motivos solares.
Respecto a otros cultos de significación astral, el arqueólogo F. Fabián afirma que unas piedras hincadas que denotan una diferenciación jerárquica de las zonas de la necrópolis de la Osera, están relacionadas con una constelación celeste.

domingo, 26 de diciembre de 2010

miércoles, 22 de diciembre de 2010

martes, 21 de diciembre de 2010

Celebracion del solsticio en casa

Dado que vivimos en una sociedad cosmopolitica y cerrada en gigantescas ciudades. Dado que a todo esto habría que sumarle la imposibilidad de muchos de nosotros para encontrar gente afín a nuestra conciencia espiritual, imposibilitando el poder crear un grupo de festejo o trabajo, con el cual poder celebrar los rituales sagrados de nuestra sangre.
Desde la FRS os vamos a proponer un ritual familiar o individual para poder realizar en vuestras casas, que sustituya el festejo mayoritario del grupo.
Sé que somos insistentes y pesados, pero queremos recordar una vez mas, que la ritualización de los festejos no ha de conllevar un concepto religioso de los mismos, sino únicamente una forma de celebrar, recordar y acercarnos a las tradiciones, leyendas y mitologías de nuestro pueblo.
Hace algunos días propusimos a todos nuestros lectores, la creación de un “Belén pagano” que simbolizara un dolmen (puerta al mundo de los dioses).
Ese dolmen o lugar espiritual, será nuestro lugar de celebración. Así pues, llegado el momento de la noche del solsticio, nos reuniremos con la familia (sangre), y prenderemos una vela que simbolizara el fuego del sol en la noche mas larga.
Ese fuego representara la llamada solar, la energía que dará fuerza cósmica al dios Gautúr para que destruya a los enemigos del mundo. (Gens – etnia / Othal – Patria)
Gautur era uno de los múltiples nombres que tenia el dios Odin, el cual está estrechamente relacionado con la variante Gaut, deidad de los godos conocida igualmente por algunos semi-nombres mas tardíamente, tales como: Gautur, Gutar, Gautayr o Gautr.
Reunidos y momentos antes de prender la llama solar ante la puerta del dolmen, recitaremos una oración:

Gautúr dios del sol, padre de la esvástica solar
Guía tu alma en esta noche de tinieblas, hacia la luz
Alza tu lanza contra los gigantes de la noche que atacan el mundo
Y renace victorioso con fuerza tras la batalla.
Que este fuego que prendemos en tu nombre té de vigor

Tras pronunciar esta oración de apertura, prenderemos la vela momentos antes de cenar.
Recordemos que según Jordanes, las noches de los solsticios y demás rituales godos, se terminaban con un banquete cúltico en honor de los dioses.
Una vez terminada la cena, procederemos a brindar por la victoria del sol (gens/ pater/ padre / étnico), realizando un discurso ante la llama sangrada.

Hoy nos hemos reunido para celebrar el solsticio de invierno
La fuerza del sol y de su dios regente Gautúr renacerá con heroicidad
Tras vencer en una batalla cósmica a las fuerzas de la noche.
La esvástica solar, nuevamente reinara n el cielo
La espada del dios de la raza
La lanza llameante de luz, se alzara gloriosa de las mil batallas
Reclamando su trono en el cielo azul.
Gautúr el dios padre de nuestra sangre vencerá a los demonios

Pero no combate en solitario.
Cada año , los espíritu de todos nuestros antepasados, luchan junto a el
Cada año, los grandes titanes de nuestras mitológicas, luchan junto a él
Cada año, los pilares gigantes de nuestra estirpe, Gothus, Valagothus y Armenon
Luchan junto a él
Cada año, nosotros acudimos a festejar su victoria de fuego, y luchamos junto a él.

Concluida la ceremonia, podemos dejar que la vela se consuma acompañando así durante toda la noche al triunfo de la rueda solar. O bien podemos apagarla ante las puertas de nuestro dolmen casero, realizando en privado algún deseo.
El humo simbólicamente unirá nuestra petición con el mundo de los dioses a traves del humo, exactamente igual que pensaban los pueblos celtiberos con las incineraciones de los cadáveres.

Este sencillo ritual de conmemoración, puede ser realizado por familias en privado, enseñando de esta forma a los hijos pequeños y jóvenes, los pilares sobre las antiguas tradiciones de nuestros antepasados, ya fueren estos godos, celtas o hispano romanos.
Igualmente puede ser una buena ocasión para quedar con amigos próximos a nuestras ideas y gustos espirituales, celebrando una reunión /cena a la que daremos un carácter mas profundo de unión con el pasado y celebración del solsticio. Confiando así que este ritual se transforme en tradición para todos los años. Y esperando igualmente que la celebración del mismo, pueda inducir a algún asistente neófito por el interés de las tradiciones de su pueblo al que esta unido por medio de la sangre que porta.

Desperta Ferro nos desea Feliz Saturnalias


lunes, 20 de diciembre de 2010

Ritual neo-godo para el solsticio de invierno

El solsticio de invierno, es una festividad de conmemoración, y como tal tiene que ser tratada. Partiendo de esta base, describiremos un pequeño ritual de apertura hacia el solsticio en si y lo que ha de representar.
El Ufargauta se reunirá con su equipo de trabajo en su Alhs Gothorum. Una vez preparado su altar o mesa de trabajo, como se describió en él capitulo correspondiente, comenzará la ceremonia de apertura hacia el solsticio.

Con incienso aromatizaremos el lugar, para posteriormente realizar un fuego ritual en nuestro cuenco u hoguera si se pudiera.
Tras esto, el sacerdote se dirigirá a los dioses por medio de una oración.

Gautúr dios del sol, padre de la esvástica solar
Guía tu alma en esta noche de tinieblas, hacia la luz
Alza tu lanza contra los gigantes de la noche que atacan el mundo
Y renace victorioso con fuerza tras la batalla

Que este fuego que prendemos en tu nombre té de vigor


Finalizada la oración, procederemos a tomar la espada sagrada del altar, y clavarla en el suelo. Derramando junto a ella y en forma de circulo, una copa de vino que simbolizara sangre (antaño de sacrificios).
Seguidamente, el ufargauta, quemara unas ramas de paja o trigo, de tal forma que prendan sin llama. Pasando en un acto de purificación del alma las puntas en brasa entorno a los asistentes. Simbolizando una quema de las malas energías, y preparando a los hombres y mujeres para el comienzo de un nuevo ciclo victorioso heroico y solar.
Para finalizar, el sacerdote se dirigirá a los asistentes con estas palabras


Hoy nos hemos reunido para celebrar el solsticio de invierno
La fuerza del sol y de su dios regente Gautúr renacerá con heroicidad
Tras vencer en una batalla cósmica a las fuerzas de la noche.
La esvástica solar, nuevamente reinara n el cielo
La espada del dios de la raza
La lanza llameante de luz, se alzara gloriosa de las mil batallas
Reclamando su trono en el cielo azul.
Gautúr el dios padre de nuestra sangre vencerá a los demonios

Pero no combate en solitario.
Cada año , los espíritu de todos nuestros antepasados, luchan junto a el
Cada año, los grandes titanes de nuestras mitológicas, luchan junto a él
Cada año, los pilares gigantes de nuestra estirpe, Gothus, Valagothus y Armenon
Luchan junto a él
Cada año, nosotros acudimos a festejar su victoria de fuego, y luchamos junto a él.


Finalizado el “discurso”, prenderemos una rueda solar; celtica o esvástica hasta que las llamas la consuman.
Dando tras ello pie, a un banquete cultico como los descritos por los clásicos en el pueblo godo, en honor a las deidades de nuestra estirpe, sus héroes, dioses, gigantes y titanes.
Donde los amigos entablen alianzas de amistad y compartan la carne y bebida en un festín en honor al dios de la raza. Y donde no han de faltar los brindis de bebida en su honor.

HAIL GUTAR!!!

Teolfo Rodriguez - Religión de los godos

domingo, 19 de diciembre de 2010

Feliz Solsticio 2010

sábado, 18 de diciembre de 2010

jueves, 16 de diciembre de 2010

Solsticio de invierno en nuestras casas

Estamos en unas fechas muy señaladas, donde la mayoría de los países occidentales celebramos la navidad, el nacimiento del hijo de Dios.
Durante muchísimo tiempo, cuando formábamos parte del ya desaparecido FCP, pensábamos que la mejor forma de luchar por el resurgir de un paganismo identitario vinculado a la espiritualidad del hombre europeo, era atacar al cristianismo de forma voraz.
El tiempo ha pasado, todos o casi todos nosotros hemos madurado en ese sentido y a día de hoy pensamos que la mejor forma de encontrar nuestro yo identitario, es defendiendo y protegiendo nuestra identidad por medio de rituales y tradiciones contemporáneas, sin que esto signifique odio u rechazo hacia el cristianismo.
Una buena muestra de lo que hablamos es la iniciativa de transformar el culto tradicional del Belén o misterio del nacimiento, en una representación del solsticio, algo mucho mas identitario y que a su vez forma parte de nuestra esencia cultural como pueblo europeo.
Desde hoy esto puede ser una nueva tradición identitaria, que por medio del boca a boca, se extienda por toda la península, y a su vez por el viejo continente, siendo quizás dentro de unos años algo común en bastantes hogares de nuestras naciones.
Al representar el solsticio de invierno en todos nuestros hogares, no solo estaremos recordando la fecha en cuestión, sino que posiblemente mucha mas gente, amigos o conocidos que visiten nuestras casas y pregunten, al informarse del acontecimiento cultural vinculado a nuestra identidad espiritual como pueblo (solsticio), se animen y decidan resucitar y seguir esta nuestra tradición vinculada o inspirada en los ancestrales acontecimientos a los que nuestra esencia identitaria nos vincula por medio de la herencia de sangre indoeuropea.
La representación del solsticio, estará representada, valga la redundancia, por un dolmen.
A titulo personal hemos acompañado con dos figuras sacadas de nuestra historia; un guerrero cantabro astur, y un sacerdote representado por medio de la figura del arquetu.
El Arquetu es un personaje de la mitología cantabro - castellana vieja, que representa el ahorro y la ayuda para aquellos que gasten de forma equitativa y razonable sus dineros.
Castiga a aquellos que derrochan y malgastan lo que tienen, y como ya hemos dicho, ayuda con su cofre de monedas de oro, a aquellos que necesitan de su ayuda.
Algo muy propio y “revincicativo” en estos días, donde el consumismo de un mundo globalizado y materialista se dispara hasta limites insospechados.
Para el día del solsticio, y acompañados de nuestra familia, encenderemos una vela a las puertas del dolmen que simbolizara el nacimiento del sol eterno, el sol invicto. Zeus, Wotan, Júpiter, el Lug de nuestros celtiberos nacionales, o el Gautúr /Gutar de nuestros viejos visigodos paganos.
Dejándola encendida durante toda la noche, y apagándola llegado el momento en compañía de los nuestros.
Igualmente proponemos un juego tradicional, y este no es otro que pedir algunos deseos simbólicos al apagar la vela, cuyo humo pasara a través de las puertas del dolmen uniéndolo simbólicamente con el mundo de los dioses.
Recordamos una vez mas que todos estos rituales no han de ser vistos como mitologías religiosas, sino como tradiciones vinculadas al recuerdo de nuestra herencia histórico identitaria. Sabemos que no ocurrirá nada, que no se cumplirán nuestros deseos, y que el humo no trasportara nuestras plegarias al mundo de los dioses.
Simplemente jugamos con el recuerdo de estos para que no desaparezca. Ritualizando algunas cosas exactamente igual que se ritualiza un brindis en navidad, o en alguna cena donde los comensales proponen un deseo vinculándolo a ese brindis.
Proponemos que nos mandéis vuestras creaciones identitarias a:

sábado, 11 de diciembre de 2010

viernes, 10 de diciembre de 2010

Castilla medieval - Siglo XIII

El grupo de recreación histórica basado en la Castilla medieval del siglo XIII, los caballeros del Duero. Se reunieron hace algunos días coincidiendo con las primeras nevadas del invierno, para festejar una de sus reuniones.

Batalla de Groenlo

No solemos tratar demasiado la época del siglo de oro español, la razón no es ni mas ni menos que la falta de esa época de una espiritualidad pagana destacable.
No obstante hace algunos días tuvo lugar un acontecimiento histórico en pleno siglo XXI, fue la representación por parte de grupos de recreación de toda Europa de la batalla de Groenlo en Holanda.
En dicha batalla o cerco a la ciudad, participaron las conocidas a la par que temidas por su eficiencia militar, tropas de los tercios viejos de infantería española, mas conocidas como tercios de Flandes.
Desde España diferentes agrupaciones nacionales encargadas en divulgar y revivir el pasado del siglo de oro español, acudieron bajo la invitación de nuestros hoy amigos holandeses, para celebrar dicha batalla como parte de la identidad bélica de los pueblos de Europa, tristemente enfrentado hace años, y afortunadamente hoy unidos y hermanados.
Nuestro país vuelve a entrar en la historia europea como parte creadora de la misma, y es que bajo acontecimientos como estos se demuestra que España es parte de la identidad histórica de Europa, sin la cual el viejo continente estaría cojo y falto de algo.
En el siguiente video se pueden ver con total claridad a las tropas españolas bajo los estandartes de la cruz de borgoña.

sábado, 4 de diciembre de 2010

viernes, 3 de diciembre de 2010

Investigando los orígenes de Gausón el astur

Desgraciadamente, Gausón es un héroe casi olvidado por los historiadores, no se porque, posiblemente porque no abundan las fuentes clásicas que documenten su existencia, ó bien si las hay solo lo, mencionan de paso. La Enciclopedia Asturiana dice de Gausón lo siguiente:

"En la lucha por la independencia contra los romanos, se cita, en
Lusitania, a Viriato, y en Cantabria, a Corocota. Hay muy pocas
noticias sobre el caudillo de los astures, llamado Gausón.
Lo mencionan en la antigüedad historiadores como Dion Casio, Floro,
Livio, Liciniano, Plinio y Tolomeo. Pero, entre todos, aportan
escasos datos. Se sabe que tomó parte muy activa, dirigiendo a los
astures, en las guerras de los años 29 y 27 a. de C.; sobrevivió a la
guerra del año 26. Orosio dice que los cántabros resistieron más en la
guerra, y esto da motivo para suponer que el caudillo astur Gausón,
fue víctima de una emboscada y crucificado para escarmiento de los
restantes astures. Otros autores manifiestan que tomó parte activa en
la defensa de Lancia y que pereció en dicha ciudad. De su existencia
no cabe la menor duda, pues se ha encontrado una inscripción mural en
la que se atestigua: O nobiles et supervi astures, quos romani
vincere vix potuere, liset Gauson superato. "¡Oh nobles y soberbios
asturianos, a quienes los romanos apenas pudieron vencer, aún después
de vencido Gausón.!" También se dice que, en reconocimiento de su
heroísmo, los mismos romanos erigieron un pequeño obelisco en
Tarragona, dedicado al genio de la raza astur, con estas letras: Genio
Conventus Asturiencis.

Posiblemente, podamos afirmar que debió ser un caudillo muy importante en la lucha de los astures contra Roma, históricamente se asume, que los astures perdieron la mayoría de sus guerreros en la batalla de Lancia. Esta ciudad se hallaba en la Asturias Augustana, actual León, pero el ejercito astur debió ser una coalición de tribus augustanas y transmontanas, y supongo que su jefe debió Gausón, algo así como Vercingetorix ó Viriato que reunieron bajo su mando a muchas tribus y sus jefes, eran caudillos "sagrados", es decir que los sacerdotes les conferían una distinción especial con respecto a los demás jefes, como hombres elegidos por los dioses en la guerra contra el invasor (¿no te recuerda a Don Pelayo?) posiblemente la haya tenido Gausón.

Otro dato curioso es que actualmente en Asturias y en general en el norte de España, Gausón es un nombre muy común, cuando la mayoría de los nombres de aquella época se han perdido, es decir, actualmente ya no los utilizan las personas, esto podría deberse a que Gausón, al igual que otros jefes celtas, fue considerado un dios a partir del momento de su muerte, algo bastante similar a un santo cristiano, y por eso lego su nombre generaciones futuras, al igual que Viriato. De echo, en las regiones celtas existen ó existieron hasta hace poco santos no aceptados por la iglesia católica, porque en realidad no eran santos sino héroes regionales como San Vortigem en Britania, ó San Guinole en la Bretaña francesa.
El significado del nombre de Gausón significaría algo así como “Hombre Toro” ó simplemente “Toro”. La partícula "Gaus" debió estar bastante extendida en el mundo indoeuropeo antiguo, en los países anglosajones como Alemania ó Inglaterra encontramos nombres como Gaussman, Gauss, ó incluso Gausson, aparentemente, dicha palabra, "Gaus", significaría en las lenguas indoeuropeas, "buey", ya que en la India actual existe un buey llamado "Gaur", y aparte podemos ver la siguiente posible evolución lingüística:

Antiguo Indoeuropeo: Gaus

Castellano: Gaus-Güey-Buey

Ingles: Gaus-Us-Ox

Lengua de la India: Gaus-Gaur

Lo curioso es que en las lenguas celtas, buey no parece tener gran semejanza con Gaus, en irlandés antiguo se decía "Bo", actualmente es "Pu", y en bretón de Francia tenemos: "Ychain", que en fonética podría ser similar a "Gausón"
Por último, recuerdo que el nombre de la esposa del rey Pelayo era "Gaudiosa". ¿Podría tener alguna relación la mujer cantabra de Pelayo con el nombre Gauson del caudillo astur?. Es importante recordar que Gaudiosa no era de sangre goda, sino nativa de Cantabria, lo que viene a significar que posiblemente fuera de ascendencia celtica bien de etnia cantabra o bien de etnia astur.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Europa y el alma de Europa

En la antigüedad sólo los atenienses con una propiedad o un pedazo de tierra, tenían derecho a voto. En Escandinavia, por el contrario una mera propiedad no era suficiente. Sólo aquellos que poseían una propiedad de varias generaciones tenían derecho a voto. Estas propiedades se denominan propiedades Odal. El símbolo de este tipo de propiedad era el asiento del cabeza de familia. Este puesto fue un símbolo de los derechos del campesino noble y ni siquiera el rey tenía derecho de violar sus derechos. Sabemos que este puesto es de la denominada runa Othila, se muestra a continuación, que es una imagen del "gran puesto".
Esta costumbre se conoce incluso desde los tiempos prehistóricos, cuando las propiedades se denominaban propiedades Odal Othila, como el signo de la runa. Odal se deriva del nórdico y Proto-Nórdico que se traduce como la posesión alodial. Los dueños de una propiedad compuesta por la nobleza de la sociedad antigua. La palabra escandinava moderna nobles, adel, se deriva del nórdico antiguo Odal, y aún hoy la siguen llamando así. Odel naturalmente se deriva del antiguo nórdico Odal también.
El trono se colocaba en la esquina noreste del edificio principal de la finca, porque los muertos eran enterrados al norte de la finca y porque el Sol se levanta en el este. Era conocido como ándveget (el espíritu), porque los espíritus de los familiares muertos visitaban el hogar en cada festividad. Dibujos de los muertos fueron colocados en el gran asiento, que hace de portal para los muertos.
La propiedad Odal estaba íntimamente ligada a la familia. Esta fue la tierra donde la sangre de los familiares había fecundado el suelo para las generaciones venideras. Esta tierra se nutre de los muertos y es gestionada por los vivos. El jefe de la familia no tenía el derecho de vender la propiedad a menos que todos los miembros de la familia accedieran a venderla. Todos ellos tenían el derecho de veto y el derecho a comprar la tierra a un precio justo si los parientes querían venderlo. El hijo mayor siempre heredaba el derecho de gestionar la granja cuando el cabeza de familia muere, pero no se le permite sentarse en el trono hasta que había dado una promesa de lealtad a los derechos de los familiares y bebe de la copa de Bragi - un brindis en el que se hace una promesa a los parientes.
Al este de las granjas, en las colinas y montañas, donde sale el Sol, y por la fuente más cercana o de un río sagrado, se celebra que sale la Luna. Todos las grandes festividades se centran en las deidades antiguas, Sunna (el Sol), Mani (la Luna), Tyr, Odin, Þórr, Freyja / Frey, Heimdallr, y así sucesivamente. Las fiestas a la Madre Tierra - llamada Jörðr – se celebraban en los horgs (los antiguos templos de piedra / altares) y otros grandes festivales tuvieron lugar en el hofs, los grandes salones de los señores, o en alvesirkler (círculos de los elfos), los círculos naturales del suelo.
Aparte del Sol y la Luna las deidades más importantes fueron Þórr, el dios de la lealtad, Freyja y Freyr, la diosa y el dios del amor, Heimdallr, el dios de la misericordia, y Odin, el dios de la guerra y la magia, la elocuencia y la muerte.
Los muertos fueron a Hel, como Baldr y Idunn en la mitología, pero también fue a Ásgarðr; al Valhalla, Sessrýmnir, Bilskirnir o alguna otra morada divina. No hay ningún conflicto aquí, como el ser humano se compone de varios seres. Cuando mueren los seres diferentes, todos van a los diferentes reinos. Cuando los nuevos miembros de la familia nacen son nombrados después de los parientes muertos. De esta forma las almas de los muertos podrían volver a la vida del mundo de los muertos, de Hel y Ásgarðr. En los países escandinavos modernos decimos Helvete en lugar de sólo infierno (Hel), como lo hacen en Inglés. Este término se deriva de los nórdicos Helvíti, que se traduce como "visita a Hel". Los muertos sólo están de visita, y siempre vuelven a la vida cuando ellos renacen en la familia. Esa es la fe de nuestros antepasados. La muerte no era una amenaza, ya que sólo significaba una ruptura de la vida en un mundo divino, en Hel y Ásgarðr. Podrían incluso visitar a los vivos una vez al año, en la víspera de Navidad-, cuando llegan junto con Heimdallr (mejor conocido como "Santa Claus").
El hombre moderno ha perdido su conexión con la tierra de sus antepasados. La conexión del hombre moderno con sus antepasados y los dioses de su sangre se pierde también. Viaja por toda la Tierra como un ser sin raíces en cualquier lugar. Ya no cultiva sus propios alimentos, ya no caza su propio pescado o carne, ya no hay leche de las vacas o recoge los huevos, bayas, frutos secos, cáscaras de fruta del el mar o de la naturaleza. Ya no construye su propia casa o entierra a sus parientes. Él ha perdido su respeto por la naturaleza, por su patria y por sus familiares, pero no ha ganado nada. El alma del hombre moderno ha muerto. Ha perdido casi todo.
Los mayores ídolos del hombre moderno ya no son el amor (Freyja / Freyr), la lealtad (Þórr), la misericordia (Heimdallr), el, elocuente y fuerte hombre noble (Odin), fuerza (Magni), la patria (la propiedad Odal) , valor (MODI), la naturaleza fértil (Jörðr) o cualquier otro ideal antiguo, ahora idolatra celebridades superficiales y falsas ,cínico cerdos capitalistas que proclaman la violación a la Madre Tierra y a nuestra sangre.
Nuestra religión antigua y nuestros dioses europeas están presentes en nuestra vida cotidiana, incluso hoy en día. Cuando yo era un niño me crié en Odinsvei (Lane Óðinn). Iba a una tienda local, llamada Jovi (otro nombre de Júpiter), podría por ejemplo comprar un "Freia (Freyja) Chocolate", el martes (día de Týr) o cualquier otro día de la semana, excepto los domingos (el día de la Sunna, el Sol), debido a que es un día que aún se conserva santo. Si yo estaba enfadado con alguien, a veces le decía que se fuera a Hel, y cuando comía perritos calientes ponía la salsa de tomate en una botella de "Idun (Idunn) Ketchup", y así sucesivamente. Los nombres de los dioses siguen por todas partes en nuestra vida. Incluso después de mil años de cristianismo estamos rodeados de nuestros dioses paganos y sentimos una conexión natural con ellos. Puede ser que hayamos perdido nuestra alma, pero nuestra sangre pagana sigue siendo la misma.
En la Semana Santa nos fuimos a esquiar a las montañas y recogimos naranjas, huevos y una cesta llena de dulces , que simbolizan el Sol y la caja de Idunn, respectivamente. En la víspera de Navidad hasta los niños tienen un vaso de la luz para beber cerveza, ya que era una costumbre (para brindar por Odin y los muertos), a pesar de que había olvidado por qué. En la víspera de Año Nuevo se tiraron cohetes al cielo y se vieron los fuegos artificiales, y nos vestimos como criaturas de miedo y fuimos de puerta en puerta pidiendo caramelos (más chocolate Freia), al igual que hicieron nuestros antepasados en sus ritos iniciales de la Oskorei - a pesar de que utilizaban las hogueras en lugar de fuegos artificiales. En el verano hicimos grandes hogueras alrededor de la costa, que simbolizaban el collar de Freyja, y en el solsticio de verano intentamos construir la hoguera más grande de todas. En el Día de Año Nuevo vimos un concurso de saltos de esquí en la televisión, una costumbre que se deriva de un antiguo ritual de iniciación, cuando Heimdallr tuvo que saltar a través de la valla que rodea Hel para obtener el acceso.
Podría seguir, pero usted ya me habrá pillado el punto. Oficialmente nuestra cultura es cristiana, pero en realidad no hay nada de cristiano en ella , y las antiguas tradiciones todavía se practican. Simplemente no siempre somos conscientes de ello. Ya no sabemos por qué lo hacemos. Puede ser que sea diferente en otros países europeos, pero hasta cierto punto, todos seguimos practicando la religión antigua. Los dioses de Europa todavía están aquí con nosotros, en nuestras cabezas, pero, ante todo, en nuestra sangre. Ningun afán de lavar el cerebro tras miles de años de opresión religiosa puede cambiar eso. Un famoso psiquiatra suizo Jung, habló de arquetipos que siempre estarían allí dentro de nosotros, no importa qué. Un autor noruego, Bringsværd, habló de las brasas que nunca mueren, se extienden por debajo de las cenizas, esperando a que alguien traiga madera seca, brasas que siempre están listas para convertirse en una hoguera espumosa de nuevo. Si se lo permitimos.
Durante mil años nos hemos alejado de los dioses de nuestra propia sangre, tratando de sustituirlos por un salvador de Asia, y su alma ajena de desierto hebreo-, pero en cualquier momento, sólo tenemos que parar para volver a vivir en armonía con nuestros dioses y con nuestra naturaleza europea. Los dioses están todavía aquí, dentro de nosotros, esperando pacientemente a que sus hijos entren en razón, y al igual que no podemos huir de nuestra propia sombra no podemos huir de nuestros propios dioses. Son tan parte de nosotros como nuestras características físicas. Ellos son nuestra alma colectiva. Sólo escuchar la voz de nuestros antepasados, el susurro silencioso de la sangre, y aceptar nuestros propios dioses. Volver a la vida. Revivir el alma europea.
Yo he usado los nombres de las deidades escandinavas aquí, pero esto se aplica a todos los de Europa, no sólo a los países escandinavos. Los dioses son todos iguales, sólo son llamados por diferentes nombres en diferentes partes de Europa porque hablamos idiomas diferentes. Ya sea que se le llame al trueno Donar, Thunor, Taranis, Pjerun, Þórr, Perkuna, Júpiter, Zeus o alguna otra cosa, es el mismo dios europeo. Todos los dioses y diosas son los mismos. Ellos son nuestra sangre común, ellos son nuestra alma europea
Varg Vikernes,Fengsel Trondheim, Noruega.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

THE CURSE OF MACHA

Los vándalos asdingos en Asturias

La presencia de los vándalos asdingos en Asturias no solo se puede deducir de la mención que Hidacio sobre el reparto territorial , sino que también en el Liber Itaci se dice que el rey vándalo Gunderico reino en Asturias. Si hubo un reparto es lógico que se respetase y por tanto las noticias de una invasión en este periodo que refleja sobre este aspecto el tesorillo de monedas de oro encontrado en Chapipi (Grado) sirve de testimonio de la huida de los habitantes de la región ante el paso de los invasores (que no serian otros que los vándalos) .
La primera incursión sobre Asturias de estos bárbaros se produciría por la Vía del puerto de La Mesa, encaminándose sus objetivos hacia las ciudades de Passicin (antigua civitas Paesicorum) y Amneni (en la desemboaadura del Nalón). Es posible también que se hubiese producido una invasión por otros pasos geográficos . Así Pajares o la Vía de La Carisa , habrían sido otros lugares de entrada para los vándalos .
Éstos se desplazarían hasta Memorana (Lena) que presenta señales de incendio en dicha época dirigiéndose con posterioridad a Lucus Asturum, a pesar de que la documentación medieval atribuye a los vándalos la potenciación de este centro no su destrucción.

martes, 30 de noviembre de 2010

Alejandro Magno llega al Centro Arte Canal

Alejandro Magno se prepara para la conquista del Centro Arte Canal. La exposición ‘Alejandro Magno. El encuentro con Oriente” estará presente en Canal desde el 3 de diciembre hasta el 3 de mayo de 2011.
Más de 300 piezas, procedentes de los museos más prestigiosos del mundo, explican las hazañas de unos de los líderes militares más importantes de la historia.
La muestra ha sido organiza por la Comunidad de Madrid y el Canal de Isabel II, en colaboración con la Fundación Curt-Engelhorn para los Museos Reiss-Engelhorn y el Instituto Arqueológico alemán. Las piezas que conforman la exposición procederán de más de 30 museos europeos y asiáticos, como los de Atenas, Basilea, Berlín, Bruselas, Dresde, Copenhague, Lisboa, Londres, Moscú, Múnich, Nápoles, París, Roma, Sofía, Tesalónica, Stuttgart y Viena.
Patrimonio Nacional, la Real Academia de la Historia o los museos del Prado, Arqueológico Nacional y de Sevilla también participan en esta exposición con piezas del patrimonio histórico español.
La exposición se ha organizado en diez ambientes encadenados que sugieren al visitante un viaje mágico por un fascinante pasado histórico hasta las alejadas e inmensas tierras del Asia central y de la India.
Piezas destacadas
Ladrillos esmaltados de la Puerta de los Leones de Babilonia (Museo de Berlín); diversos retratos de Alejandro (copias romanas o en monedas); tesoros de la necrópolis real de Macedonia; delicadas placas de marfil tallado de Afganistán, que ilustran el refinamiento de los reinos surgidos tras el paso de Alejandro Magno por aquellas remotas tierras; o las primeras figuras de Buda del arte hindú surgido como reflejo del arte helenístico.

MALEMORT 2010.Francia siglo XI

lunes, 29 de noviembre de 2010

Rueda Solar

miércoles, 24 de noviembre de 2010

Viking Reykiavik 2011

martes, 23 de noviembre de 2010

jueves, 18 de noviembre de 2010

Mitología castellana - El ojanco

La DRAE recoge este término como un adjetivo aumentativo y despectivo, como sinónimo de “Cíclope”. J . M. de Barandiarán relaciona al ser mítico de un solo ojo, con los ogros o gigantes que aparece en cuentos castellanos como “El ojanco” y otros nombres parecidos. Estos cíclopes castellanos, también conocidos como “ojarancos” “ujancos” o “ojaranquillos”, se les representan como una especie de seres simiescos de barbas tan ásperas como cerdas de jabalí que le llegaban a las rodillas y así le tapaban el cuerpo, pues solía ir desnudo. Su peculiaridad era tener dos filas de dientes y un único ojo brillante que le ocupaba casi toda la zona frontal (y en algunos relatos populares se atribuyen además dos cuernos). Era ágil como las águilas y con una extremada fuerza. Habitan en montañas, cuevas, posadas o castillos. Suelen disponer de rebaños (pastores, como en La Odisea) o de un ejército y servidores coaccionados, y les gusta de la carne humana. El mito está emparentado con sus “primos”, el Xigante gallego y el Patarico asturiano, junto a su “hermano” cántabro el Ojáncanu.
Estos seres han sido recogidos no solo en leyendas, como ejemplo La cueva de los gigantones en Alcalá de Henares (Madrid) o El Gigante del Valle Estrecho en San Martín de los Herreros (Palencia). También en los cuentos populares castellanos [“Cuentos castellanos de tradición oral” (1983), “Cuentos populares de Castilla” (1946)] como también en relatos de escritores eruditos como Luis Vélez de Guevara en “El caballero del Sol” (1617). Mencionándose también en la obra de Fray Benito Jerónimo Feijoo, “Teatro crítico universal, tomo segundo” (1728) en contra de las supersticiones populares de la siguiente manera: "Ya se sabe que en ninguna parte de la Tierra hay Pigmeos, ni Ojancos, ni Hipógrifos, ni hombres con cabezas caninas, ni otros con los ojos en el pecho, ni aquellos de pie tan grande, que con él hacen sombra a todo el cuerpo, u otras monstruosidades semejantes."
Además, se conoce de su versión femenina, como la Ojáncana o en Piedrabuena (Ciudad Real) denominada la Ojanca. Ésta, era usada para asustar a los niños, cuyo nombre explicaban los lugareños en razón de que tenía un ojo muy grande.
En la provincia de Jaén se halla el municipio de Arroyo del Ojanco. Aunque aquí probablemente la palabra Ojanco no se refiera al mitológico ser, sí no a una confusión con la denominación de un batán y unas torres que posteriormente darian nombre al municipio. Estas torres y el batán eran conocidos antiguamente con el nombre de Oçanco. No hay tampoco testimonios en los cuentos, leyendas y mitos de la zona acerca de ningún ser denominado ojanco.

martes, 16 de noviembre de 2010

Los trasgos castellanos

Muy arraigada la creencia de estos seres, descritos como un género de demonios «caseros, familiares y tratables», ocupados en hacer toda serie de burlas ridículas a las personas ( “Práctica de exorcistas y ministros de la Iglesia (1668) Benito Remigio Noydens). Parece ser que el origen del termino castellano “duende” proviene de la expresión "duen de casa" o "dueño de casa", por el carácter entrometido de los duendes al "apoderarse" de los hogares y encantarlos. Pero según Fray Fuentelapeña, a los duendes “…En castilla les llama trasgos, y en Cataluña Folletos…”. Una de las acepciones que recoge el DRAE sobre “trasgo” es la de “niños vivo y enredador”. Como botón, puede tomarse unos versos de Quevedo donde dice “A fugitivas sombras doy abrazos / en los sueños se cansa el alma mía; / paso luchando a solas noche y día, / con un trasgo que traigo entre los brazos”. Así mismo el DRAE describe al “duende” como “ … figura de viejo o de niño en las narraciones tradicionales”. Se les representan con forma humana y de unos 60 cm de altura, con la capacidad de hacerse invisibles o de mutarse en pequeños animales. Gustosos de morar desvanes, sótanos y bodegas en donde jugar y hacer ruidos por las noches.
Menciona Ángel del Pozo “En el siglo XVI la creencia en la existencia de los duendes era generalizada, de tal forma que era práctica forense en Castilla, así lo asegura el escritor Julio Caro Baroja en su obra 'Del viejo folclore castellano': «Que si una persona iba a habitar una casa y luego se enteraba de que en ella había duendes, podía abandonarla».” También alude las costumbres de estas criaturas “El tirar piedras y realizar pequeñas fechorías es una de las principales características de los duendes castellanos -también conocidos como martinicos o martinillos- para molestar y asustar a los humanos en sus casas, donde se introducen haciendo de ellas su residencia permanente.” En tierras burgalesas se recogen relatos de su existencia en el municipio de Cornejo (Merindad de Sotoscueva, Burgos) y famoso fue el duende de Horna (Burgos). Muchas veces vemos como una casa encantada es causa de trasgos y no de fantasmas. Siendo casos conocidos los duendes de Mondejar y Berrinches (Guadalajara), Los palacetes de Madrid (Palacio del Conde Duque, El Palacio de Cañete) o el duende del Retiro.
Cuenta de ello es la continua mención a estos seres en la literatura castellana del Siglo de Oro. Autores como Cervantes, Quevedo, Calderón de la Barca y tantos otros. Pudiendo recoger mención a estos “espíritus familiares” en relatos populares, tanto en las actas de la Inquisición o de la intervención de la Guardia Civil ya entrado el siglo XX.
Como podemos ver, los trasgos son criaturas del mundo mitológico castellano, relacionados con las travesuras o la maldad no tan mala.
Dicen que la palabra trastada procede precisamente de trasgo. Como sinónimo de: no hagas cosas de trasgos. Es decir; no hagas trastadas, travesuras.
En Asturias se les conoce como trasgu, algo muy relacionado con nuestro trasgo castellano. Naturalmente por que la propia mitología de toda esa Castilla la vieja, nace en las montañas y serranías de Cantabria y Asturias.
Muy posiblemente, la tradición o creencia de los trasgos, quizás con otro nombre. Procede de las viejas poblaciones pre romanas de la meseta central o del norte cantábrico. Criaturas malignas de la naturaleza, cuando el hombre vivía en los bosques, y hacía de ellos su hogar. Y que paso a ser un demonio menor de los hogares y casas, cuando este dejo los campos para vivir en casas, pueblos y masificadas ciudades.
Aunque mas adelante trataremos el mito de los trolls castellanos. Si podríamos decir que el trasgo es una especie de troll. Es decir, un ser mitológico o espíritu del mas allá, mágico no relacionado con el mundo de los hombres.

La mitología castellana en la literatura

Está muy extendida la idea que la literatura castellana es carente de elementos fantásticos. Pero esto es contradice si se consulta las obras del siglo XVII. El propio Cervantes, entre otros muchos, recogerá toda clase leyendas, mitos y fantasías propias del vulgo, para la realización de sus diversas obras. [Véase “Literatura Fantástica y de Terror Española del Siglo XVII”] Pero mucho de este material mitológico era descartado por ciertos escritores “eruditos” o bien atacado por algunos sectores como supersticiones del populacho.
A primera vista parece que Castilla no presenta material «maravilloso» (susceptible de relacionar con tradiciones paganas). No obstante, dicho material existe no sólo en los cuentos, sino también en las leyendas unidas a lugares geográficos donde la mayoría de las veces a la Virgen, los santos, las viejas o damas que donan tierras o castigan a los habitantes de un pueblo, les corresponde un papel activo. [“Las matres celtibéricas y los relatos sobre los orígenes de los territorios comunales castellanos” (1990) – Revista de Folklore, nº 110] Hoy no se puede hablar de un culto pagano o tradicionalmente alejado de la doctrina eclesiástica en los pueblos castellanos. Pero diversos autores han reconocido en diversos ritos y costumbres, la pervivencia de viejos cultos prerromanos. Las «matres» sufrieron el mismo proceso que otras divinidades menores circunscritas a estos territorios. Como las «dianas» (xanas asturianas) aparece ya en la baja época latina en el sentido de «hada nocturna»; en Castilla, «matre» (matrona) tomará las connotaciones de la fertilidad y al mismo tiempo diosa de los muertos, de los fantasmas nocturnos y maga poderosa. Gran parte del trabajo de campo realizado por Luis Díaz Viana (presidente de la Asociación de Antropología de Castilla y León) se ha centrado en Castilla para la realización de su libro. “Leyendas populares de España” (2008). Un total de 51 relatos y la mayoría de ellos con origen castellano. Ya que en palabras de Viana, Castilla es «una tierra rica en leyendas».
Pero al carecer de un renacimiento cultural que la rescatara ( romanticismos nacionalistas del Siglo XIX, tales como el vasco, gallego y catalán) ha propiciado que se perdiera gran parte de la mitología de las diversas regiones de raíz castellana. Además, siendo las áreas rurales castellanas las más castigadas por la despoblación y la posterior fracción de los territorios castellanos en diversas comunidades autónomas, han relegado estos mitos al ostracismo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Nueva traducción de la saga de Teodorico

Compuesta en Bergen (Noruega) durante el reinado de Hákon IV (1217-1263), es una de las obras más emblemáticas e importantes de la literatura germánica medieval. En ella se recoge a modo casi enciclopédico una serie de leyendas de origen básicamente alemán, estructuradas en torno a la figura central del célebre rey ostrogodo Teodorico el Grande.
Recordemos que el gran Teodorico, fue quien comando a los visigodos en Hispania contra los suevos. A quienes arrincono en el norte de Portugal. Venciéndoles en la batalla de río Orbigo. Haciéndose cargo del reino de los visigodos. No en vano el también era un gauta, un godo del este Se trata, en definitiva, de una obra fundamental de amena lectura que no sólo registra una rica información procedente de fuentes ya perdidas u ofrece interesantes versiones de otros relatos épicos conservados, sino que también constituye la única narrativa global que existe en la literatura del medievo sobre la vida y destino de uno de los monarcas más legendarios de todos los tiempos junto con Carlomagno y Arturo de Bretaña".

jueves, 11 de noviembre de 2010

El invierno llego a Castilla


lunes, 8 de noviembre de 2010

La batalla de Tagus

Aníbal ya era general de las tropas cartaginesas. Y padecía el ansia del que sabe lo que quiere y pretende ponerse en marcha hacia ello.
Tras conquistar adrede y superficialmente a los Olcades, al sur del Tagus, los soldados vitoreaban las soldadas pagadas en Cartago Nova tras el saqueo de Cartala (Altea, en Polibio), capital de los Olcades, Aníbal tenía al ejército dispuesto y leal, y a la primavera siguiente atacó a los Vacceos, dedicando este esfuerzo a tener seguridad y dominio en su parte de la península para afianzar su guerra futura contra Roma, que para él ya era un hecho que debía desarrollar.
Tras la dura conquista de Helmántica y Arbocala, pues las gentes de estos lugares fueron fieros contra los cartagineses, los supervivientes renovaron fuerzas, allá en la oscuridad de las reuniones clandestinas con los Olcades aún furiosos que veían esperanza en la lucha contra el improvisado invasor.
Viajaron diplomáticos a hablar con los Carpetanos, mostraron los hechos, y tras divagaciones decidieron no esperar a que Aníbal y su ejército salieran de la tierra Vaccea, al menos no sin probar el vigor de los pueblos de Iberia, que aún sabían que preferían morir matando a ser puestos bajo un yugo eventual.
La fuerza peninsular, se acercó al ejército de Aníbal hasta que éste estuvo a orillas del Tagus, y en ese momento y por la retaguardia hicieron de las columnas de Aníbal, que cargaban alegremente su botín vacceo, una caos peligroso, y consiguieron poner nerviosos a los cartagineses…
Pero Aníbal no dio media vuelta y arriesgó al enemigo su bravo ejército en desventaja en el lugar de la acción. Por el contrario, vadeó el Tagus, y cuando llegó al otro lado, miró detenidamente el terreno, miró hacia atrás y dilucidó.
Pronto construían una empalizada los cartagineses con vigor y esfuerzo, tras haber dejado un espacio suficiente para albergar tropas enemigas entre el río y la empalizada.
Aníbal conocía a las gentes peninsulares: “Cruzarán”, pensó.
La fuerza peninsular, mientras los cartagineses construían la empalizada y se organizaban en sus tareas militares, trataba de tomar una decisión.
Los caudillos llegaron a la conclusión de que el desorden y el miedo causado en la retaguardia cartaginesa podría repetirse, pues ellos eran fuertes y belicosos, y eran unos cien mil hombres de guerra, fuerza mucho más numerosa que la de Aníbal, de indefinido número pero siempre menor. Darían mucho más miedo al enemigo, pues, si cruzaban el Tagus, río respetado y poderoso, con griterío ensordecedor y la cabeza bien alta, espada en mano y rabia vengativa. Luchar y morir luchando. Quizá así vencieran.
Error.
Aníbal esperó a que entraran un cierto número de hombres en el agua, aún esperó un poco más, y cuando los primeros hombres llegaban casi a la orilla cartaginesa, envió a la caballería a masacrarlos a todos, teniendo muy en cuenta la debilidad de un infante en un río contra un imponente jinete con facilidad de maniobra y de ataque así como de defensa. Los cascos chapoteaban y los jinetes gritaban. La fuerza de los Olcades, Vacceos y Carpetanos se entregeaba ya a la desorganización y entraban al río por donde fuera con rabia desmesurada. Los jinetes vieron cómo Aníbal daba la orden de que los elefantes, que eran cuarenta, fueran colocados en la orilla cartaginesa, como espectadores de la lucha fluvial, como el terrorífico destino o insalvable obstáculo para todos aquellos peninsulares que consiguieran burlar a la caballería. Y causaban pavor.
Los jinetes mataban y mataban con facilidad y ya todo eran infantes ahogados, retenidos por la corriente y después arrastrados por ella, muertos a manos cartaginesas, o muertos por los múltiples accidentes esta lucha causaba.
Y cuando llegaban algunos desdichados a la orilla cartaginesa, los elefantes, violentamente los pisaban y terminaban con sus vidas.
Y aún así detrás aún quedaban las tropas de infantería cartaginesa, que no habían movido un dedo y estaban frescas y ansiosas.
Aníbal, tras esperar y ver ya el caos ibérico, dispuso a los infantes en cuadro y de esta manera, a los que sobrevivían en la otra orilla, donde no estaban los cartagineses, los echó del territorio del río, y los persiguió y dispersó de manera que no pudieran volver como una pequeña fuerza superviviente, sino como cadáveres o como fracasados.
Los cartagineses vitorearon a su general y a ellos mismos. Los peninsulares, con fracaso, pero con honor, huían y se escondían esperando el destino fatal que les llegaría después, ya que Aníbal, deseoso de la guerra con Roma, y con la idea de dominación rápida e imponente de su parte de península, arrasó los territorios de los que participaron en esta escaramuza, y finalmente rindió a los Carpetanos.

Avaros el Arevaco


Avaros o Avaro, fue un representante numantino, más que un caudillo.
Durante el asedio al que fue sometida su ciudad por parte de los romanos durante la Guerra Numantina, Avaros fue destinado al frente de una embajada de cinco hombres que debía parlamentar con Escipión Emiliano. Su figura es especialmente conocida por el cruel final que le tuvo reservado el destino. Después de hablar con Escipión y de que éste le obligara a que la ciudad depusiera las armas y se entregara para que sus habitantes fueran tratados con mesura, Avaros presentó las condiciones a sus conciudadanos. Los numantinos dudaron de las palabras de Avaros y los otros cinco embajadores, y pensando que habían negociado con Escipión únicamente su seguridad personal, les dieron muerte.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Celtiberos, la guerra de fuego

Guerra de fuego es denominada la que los romanos llevaron a cavo contra los celtiberos; extraordinaria fue la naturaleza de esta guerra, así como el carácter interrumpido de sus enfrentamientos, pues las guerras de Grecia y Asia suele terminarlas generalmente un solo combate, raras veces dos y las mismas batallas suelen decidirse en un solo momento, el del primer choque y encuentro de fuerzas. En esta guerra, sin embargo, sucedió todo lo contrario. Pues la mayor parte de los combates los terminaba la noche y los hombres resistían con pleno animo son que sus cuerpos cediesen ante la fatiga, sino que, desistiendo de la retirada, renovaban la lucha con mayor ímpetu, como si estuvieran arrepentidos. De esta forma, apenas el invierno logro suspender esta guerra y la continuada serie de batallas: realmente, si alguien tiene interés en imaginarse una guerra de fuego, que no piense en otro conflicto bélico distinto a este.

Así se refiere el historiador griego Polibio (XXV, 1) al enfrentamiento que protagonizan romanos y celtiberos a mediados del siglo II C. Una “guerra de fuego” (pyros polemos)

jueves, 4 de noviembre de 2010

Consigue las portadas de Desperta Ferro

Mundo visigodo, Pan-Gothia

Para todos los interesados, Pan-Gothia, mundo visigodo. Ha sido abierto nuevamente con un nuevo formato. Podeis acceder a la pagina pinchando sobre la imagen

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Ilustracion para Desperta Ferro Nº II

Ya esta a la venta el segundo numero de Desperta Ferro. Revista dedicada al mundo antiguo de Europa. Este segundo numero, dedicado íntegramente a la cultura celtica en Europa, con un apartado especial dedicado al mundo céltico hispano y las dos guerras mas importantes que sufrió; las guerras cantabras contra astures y cantabros, y las guerras celtibericas, contra los celtas de la meseta.
La imagen muestra a un gálata acometiendo a un hoplita "ligero" etolio, para "Brenno y el ataque a Delfos del 279 a. C.".

Recensión de Francisco Villar, Indoeuropeos y no indoeuropeos en la Hispania prerromana.

Las poblaciones y las lenguas prerromanas de Andalucía, Cataluña y Aragón según la información que nos proporciona la toponimia. Ediciones Universidad de Salamanca. Salamanca 2000

El proceso de indoeuropeización de la Península Ibérica es uno de los problemas más complejos a los que, desde hace ya muchos años, se enfrentan tanto la Prehistoria como la Lingüística. Es tal la cantidad de elementos en juego y de cuestiones a resolver que no resulta difícil augurar que serán muchas las generaciones de arqueólogos, filólogos, historiadores de la religión y antropólogos que investigarán y debatirán sobre este campo. El camino por recorrer es largo y, como es sabido, son pocos los puntos que han sido firmemente establecidos y, en consecuencia, aceptados por todos. No es este lugar para hacer balance de la cuestión: un muy breve resumen se podrá encontrar en un artículo que publicamos en un número anterior de Terra Nostra o una exposición mucho más detallada en la Parte V de otra obra del autor del que nos ocupamos aquí, Francisco Villar, Los Indoeuropeos y los orígenes de Europa, 2ª ed., Madrid 1996. Brevemente, recordaremos que parece clara la existencia de tres estratos lingüísticos indoeuropeos prerromanos: por un lado, el correspondiente al Alteuropäisch, por otro, el de la lengua de las inscripciones lusitanas y, por último, el celtibérico, existiendo posiciones encontradas sobre la naturaleza de cada una y el tipo de relaciones que pudieran haber existido entre ellas.
Este ya de por sí complejo panorama se ha visto más complicado, si cabe, por la hipótesis que presenta F. Villar en esta obra. En efecto, a lo largo de sus casi 500 páginas el autor intenta demostrar, a través del análisis de una ingente cantidad de material lingüístico, la presencia en la Península Ibérica de un estrato lingüístico indoeuropeo diferente a cualquiera de los otros tres detectados hasta el momento, un estrato de rasgos muy arcaicos que de confirmarse atestiguaría que el proceso de indoeuropeización de la Península fue mucho más complejo y profundo de lo que se había supuesto.
La obra comienza haciendo repaso de una serie cuestiones relativas a la Lingüística Comparada, en especial un alegato de la validez de su método y una descripción de sus características, para continuar con un amplio comentario de la historia de la investigación paleolingüística en España, desde los dislates del padre Astarloa hasta los autores contemporáneos como Gorrochategui o de Hoz, haciendo especial hincapié en la progresiva complejidad de las concepciones del substrato, desde el vasco-iberismo originario, tesis que no se cansa durante toda la obra de denostar, y con razón, hasta la identificación de los diferentes niveles actualmente admitidos: los ya mencionados indoeuropeos junto al vasco, tartesio, ibérico, etc.
Tras estos dos capítulos a guisa de introducción, se adentra en el examen del material recogido: topónimos, hidrónimos, antropónimos y etnónimos, material organizado en series en función de un componente principal que es estudiado en todos los aspectos filológicos posibles, tanto fonéticos como morfológicos, y del que ofrece su correspondiente distribución geográfica, tanto en la Península como en Europa, norte de África u Oriente Próximo. Así, uno a uno, van siendo analizados todos los elementos susceptibles de formar parte de este estrato, proponiendo el carácter indoeuropeo, entre otros, de los siguientes: uba-, relacionado con las raíces indoeuropeas para agua *ap, *ab, *up; ur, relacionado con el ide *(a)wer- / (a)ûr, agua, río, corriente; urc- con el ide *war- / *ur- más el sufijo ko; uc-, en el que se habrían reunido tres componentes diferentes: uko (diminutivo), uko (sufijo hidronímico que aparece en lituano) y un apelativo relacionado con ûkis (lugar de habitación) también presente en lituano, bai-, relacionado con el ide *gwhêi, brillar, etc. Al estudio de los elementos susceptibles de ser agrupados en series que califica de mayores sigue el de las series menores (tur-, turc- y murc-) y de aquellos, muy numerosos, que por su escasa aparición en las fuentes no pueden ser seriados, pero que responden a unas mismas características lingüísticas, así como el análisis de la antroponimia susceptible de ser relacionada con este estrato.
Una vez analizado el material, Villar se adentra en la caracterización de la lengua o lenguas responsables de esta hidronimia, toponimia y antroponimia, llegando a la conclusión de que no corresponde a ninguna de las lenguas indoeuropeas conocidas, siendo imposible su identificación con ninguno de los tres estratos indoeuropeos conocidos en la Península por diferentes razones (aquí no podemos dejar de mencionar que en su obra mencionada anteriormente relaciona el elemento tur-, presente en nuestro Turia, con el Alteuropäisch pp. 507-509), y sosteniendo que este estrato presenta fuertes relaciones con las lenguas itálicas y con las bálticas, generalmente, aunque no siempre, en las innovaciones con las primeras y en los arcaísmos con las segundas.
Durante toda la obra, y mediante el estudio de la distribución geográfica de los testimonios de este estrato se va evidenciando una concentración de estos elementos en dos áreas principales: la meridional y la ibérico-pirenaica, como el autor las denomina, que se corresponden con el área que hasta ahora se consideraba no indoeuropea (baste recordar la famosa frontera de los briga-). Resulta evidente que las consecuencias de las propuestas de Villar pueden resultar revolucionarias para nuestra protohistoria. El autor es consciente de ello y en un último capítulo analiza algunos de los etnóminos del área ibérica (ilérgetes, indicetes, volciani, etc.) atribuyéndoles etimologías indoeuropeas relacionadas con el estrato objeto del libro (seguras para dieciséis entre veintitrés, aunque posiblemente sean más todavía), lo que implica un masivo substrato indoeuropeo en todo esta área (Aragón, Cataluña y norte de Valencia), pero, sin embargo, renuncia explícitamente a intentar explicar el mecanismo de entrada de estas lenguas, emplazando a arqueólogos y prehistoriadores a abordar esta cuestión. Lo que sí sostiene es la imposibilidad de relacionar los Campos de Urnas con esta toponimia debido a motivos distribucionales (son prácticamente inexistentes en Andalucía) y cronológicos (relaciona el topónimo Alube de la Ilíada con el Guadalquivir y con los hallazgos micénicos allí efectuados, lo que dataría este estrato con anterioridad a las penetraciones de esta cultura. Por otro lado, considera que la densidad de este estrato casa mal con unos «recién llegados» como los Urnenfelder). No obstante, no parecen argumentos excesivamente fuertes: Infiltración y transformación de la cultura material son fenómenos que a menudo van parejos y aunque en la actualidad se tiende a ver en las transformaciones del bronce final tartésico influencias mediterráneas, algunos de los nuevos elementos no dejan de estar relacionados con el ambiente de las urnas, aunque tampoco podemos dejar de señalar que se ha hecho responsable a influencias del Mediterráneo los elementos indoeuropeos presentes en el tartesio. Por otra parte, la relación del Alube homérico con la Península no deja de ser una conjetura toponímica, apoyada sobre conjeturas cronológicas y arqueológicas, y en cuanto a la excesiva densidad que pueda presentar un substrato depende más bien de la profundidad de la «limpieza étnica» que de la antigüedad del proceso. Todo esto, no obstante, no deja de ser un mero comentario ante la superposición de esta toponimia y los Campos de Urnas en el área nordoriental peninsular, que resulta bastante sugerente y ante la propia naturaleza lingüística del substrato (sobre todo la presencia de elementos compartidos con diferentes grupos del «indoeuropeo nordoccidental») que no deja de evocar constantemente las ideas de H. Krahe sobre el «estado líquido» (flüssige Zustand) del complejo de las urnas desde el punto de vista lingüístico. No obstante, evidentemente es todavía muy pronto para intentar elaborar hipótesis arqueológicas sobre esta cuestión.
Un punto que quizá llame la atención a quienes han seguido la labor de Villar es el escaso espacio dedicado al paleoeuropeo y a sus presuntas relaciones con este estrato recién descubierto. Ya que ambas son lenguas ciertamente arcaicas y siguen un modelo distribucional diferente, aunque muy determinado en ambas por los cursos de agua, cabría esperar un análisis comparativo de ambas lenguas que nadie mejor que Villar está en condiciones de realizar. Estamos convencidos de que no tardará en abordar este problema.
En definitiva se trata de una obra destinada a tener un gran eco entre los especialistas no sólo en paleohispanística sino también en indoeuropeística y que abre nuevos caminos para el conocimiento del pasado de nuestros pueblos.
Olegario de las Eras.

domingo, 31 de octubre de 2010

Buen Samhain 2010

viernes, 29 de octubre de 2010

Programa para Samhain 2010


SÁBADO 30 de Octubre

11:00 Taller sobre la energía védica del VRIL. Practicas individualizadas a cada asistente. La Fuerza Vril proporciona facultades ilimitadas a cualquiera que sabe manejar este fluido sutil. Este fluido puede prolongar la vida de todos los seres. Es capaz de restaurar y curar. Hace que los animales y las plantas tengan un mayor crecimiento.

14:00 Comida

16:00 Fotografía del Aura personal y situación actual de cada Chaka. Se empleará un dispositivo Kirlian que junto a su software nos hace tener una foto de nuestras energías invisibles. Se ruega a los asistentes que comuniquen su asistencia con antelación, pues cada intervención es larga. Este dispositivo es usado por médicos para prevenir enfermedades.

18:30 Taller de Runas-Reiki-Vril. Técnica mediante la cual usamos las runas para nuestro propio crecimiento espiritual y bienestar físico. Se aportarán carpetas de trabajo a los asistentes.

22:00 Cena

24:00 Bautismo Odinista.

DOMINGO 31 de Octubre

12:00 Taller sobre Animal de Poder.
Practicas para que cada asistente sea capaz de encontrar el suyo 14:00 Comida

17:30 "Taller Sanación de los Chakras con cuencos tibetanos y cuarzos"

20:00 Apertura Oficial del Templo.
Las Sacerdotisas harán un ritual de limpieza y purificación para atraer la buena suerte a todo aquel que lo desee antes de entrar al recinto sagrado. Para ello solo tendrán que esperar junto a la puerta de entrada.

20:30 Comienzo del Ritual de Heimfall-Samhain
-Quien tenga amuletos o talismanes puede traerlos al ritual porque esa noche se recargan todos con solo ponerlos en el altar

21:00 Blot por nuestros ancestros

21:30 Encendido de velas para nuestros antepasados y petición de ayuda y consejo.
Exorcismo de los aspectos negativos del año para atraer lo positivo a nuestras vidas. (Todo aquel que lo desee podrá participar trayendo consigo un papel blanco donde haya escrito aquellas cosas de las que desea librarse en su vida: deudas, problemas, enfermedades...)

22:00 Festín

23:30 Danza de la Videncia.
Tras ella y a lo largo de toda la noche, podrán pedir a los Godis, Sacerdotes y Sacerdotisas presentes que les hagan augurios para el próximo año mediante el tarot o las runas. Por primera vez en Navas de Jorquera se realizaran también lecturas de manos.

Música y fiesta hasta el amanecer!

LUNES 1 de Noviembre

12:00 Cierre del festival

Celebracion Samhain / Heimfall por el COE



El ciclo anual toca a su fin con la celebración de Samhain, en la cual el tiempo muere, y pasado, presente y futuro, se funden en un instante, aquí y a hora. Tras la muerte siempre acontece la transformación y el renacimiento que nos trae Yule, con la elevación del Sol y el resurgimiento de la vida con la Navidad Solar, dando lugar al inicio de nuestro ciclo anual.
Heimfall-Samhain: Noche del 31 de Octubre al 1 de Noviembre. En donde las puertas de lo diferentes mundos se abren y nuestros antepasados y héroes comparte el tiempo con nosotros; muertos y vivos se funden en una noche. Por ello recordamos a los ancestros de nuestro pueblo y a los héroes caídos en la batalla. Encendemos fuegos en su honor, y celebramos un banquete conjunto. Toda la familia está presente en esta celebración en donde las fotos y objetos de nuestros antepasados nos recuerdan que se no se han ido, que siguen con nosotros y nos acompañan en el humano existir. Este es el final del ciclo anual, vislumbrando así la Navidad, el nuevo renacer, el nacimiento del ciclo. El dios supremo Odín, es la deidad de esta noche, señor de los muertos y origen de nuestro pueblo. La lanza, como símbolo del poder de Odín, debe estar presente en esta noche. Las hogueras se encienden para guiar a nuestros antepasados a sus antiguos hogares.
Este es un ciclo orgánico de nuestra existencia de “surgir-existir-desaparecer hacia un nuevo surgir”. Bajo esta perspectiva es cuando nos situamos en la eternidad de nuestra visión cíclica del tiempo.
El cuerpo de fiestas religiosas del Odinismo son el reflejo de una reactualización de lo actos realizados por los dioses y los seres divinos en un tiempo primordial y mítico. El calendario festivo es por lo tanto, una actualización de un tiempo sagrado por medio del cual el hombre religioso se hace uno con los dioses, introduciéndose en una dimensión sagrada de la vida y santificando por ello la existencia misma. En este sentido, y según Mircea Eliade, “La actualización periódica de los actos creadores efectuados por los seres divinos in Illo tempore constituye el calendario sagrado, el conjunto de fiestas”.
Por medio de este tiempo litúrgico, en el cual el odinista participa de lo sagrado, nos permite vivir periódicamente en la presencia de nuestros dioses y de los espíritus ancestrales.

Proximamente publicaremos el calendario con los actos de la celebración

martes, 26 de octubre de 2010

Hispania, muchos ruidos y bastantes pocas nueces

Ya se estreno Hispania. Desde el verano esperábamos con ansias, una serie que por fin tratara con seriedad la historia, rica historia de España. Especialmente la tocante a los pueblos de la Hispania pre romana.
He de reconocer que la ilusión me pudo por unos momentos, y cuando aun nadie sabia nada del tema. Mi imaginación volo... Pensé que en este país habíamos superado el guerracivilismo o las películas de pajares. Pensé y confié ver unas tribus lusitanas bien caracterizadas, luchando y pactando con las tribus celtibericas de la meseta norte. Lideradas por un Viriato, caudillo de los lusitanos. De rostro duro, aguerrido, con larga barba al estilo de su pueblo.
Sin ninguna duda me deje llevar demasiado por la ilusión de ver algo realmente a la altura de nuestra historia. Pero muy lejos de los medios y capacidades de nuestro cine y actores. Y es que no en vano, los mejores directores de cine histórico español, han sido extranjeros. Las mejores películas sobre cine histórico español, han sido extranjeras. Y los mejores escritores sobre historia de España, también llamados hispanistas. Son casi exclusivamente y en su total mayoría anglosajones y alemanes.
En esta ocasión no iba a ser menos, e Hispania se me mostró como una serie, ridícula, con poca imaginación, con unos actores no aptos para representar a romanos y lusitanos, y con un guión mas que pobre, casi ridículo.
Empezare diciendo, y con todos mis respetos hacia Roberto Enriquez, actor de origen leones criado en Valladolid. Que sin poner en duda sus cualidades interpretativas para cine actual, comedia, humor o drama. No da la talla ni por asomo para interpretar cine épico histórico, y mucho menos para interpretar un personaje como Viriato.
Seguiré diciendo que Juanjo Ballesta, actor mas conocido por su interpretación en “el bola”, Castellano nacido en Madrid. Puede que sea bueno interpretando a un galán, o joven agraciado para cualquier papel relacionado con la comedia o cine de actualidad social. Pero desde luego no a un guerrero lusitano. Empezando por su marcado acento madrileño, demasiado cercano al ejjjque de los barrios humildes, y con un rintintin muy macarra en algunas de sus frases, característico de Madrid.
Realmente interpretar personajes relacionados con la historia, tendría que ser una rama aparte en la educación de todo actor. Y utilizar únicamente gente muy experimentada en estos temas para su desarrollo interpretativo. De no ser así, con lo que nos encontremos será con actores que fuerzan su interpretación, apareciendo irreal, ficticia, ajena a la realidad.
Eso es precisamente lo que ocurre en Hispania. Actores que desde luego no son los mas adecuados para interpretar personajes históricos, y muchísimo menos de esas épocas, donde la Lusitania era, como bien dicen los romanos, tierras de bárbaros.
Caso aparte merece la reseña a los extras como lusitanos, reclutados en extremadura, a los que poco mas que les han dado una túnica, y les han dicho: pensar que vivís hace 2000 años. ¿Qué hay de su caracterización?, ¿sus cicatrices?, ¿sus barbas y bigotes?.
Todo esto, unido y mezclado con una mala.. bastante mala dirección, y con un guión pésimo, dan como resultado una serie tétrica.
Una serie que posiblemente guste muchísimo a la gente neófita del tema, pero que realmente nos aleja y nos pone cara a cara con la realidad que vivimos. Y esta no es otra, que la falta de tradición e imaginación para poder realizar cine histórico basado en la historia de España. Almenos por los directores y actores de los que disponemos en este pais.
Cosa poco extraña, si pensamos que el cine histórico en la península ibérica, ha sido poco mas o menos que testimonial y sectario desde sus orígenes hasta hoy.
Donde no hay tradición no se puede sacar, y tampoco reconseguirá crear una escuela en tres años. Habrá que seguir esperando

viernes, 22 de octubre de 2010

miércoles, 20 de octubre de 2010

La cruz visigoda como lábaro de la reconquista

De entre los símbolos más importantes utilizados durante los primeros tiempos de la Reconquista destaca la cruz de brazos trapeciales e iguales, llegada a nuestros días como principal emblema heráldico de Asturias, y primitivo lábaro de la reconquista, adoptado por los reyes asturianos como emblema de la monarquía junto a otros modos y costumbres visigóticas «pues en mostrarse heredera de estos visigodos residía su más prestigiosa razón de ser».
Es conocida por los historiadores e investigadores de esta parte de la historia la aspiración por parte de los monarcas asturianos de restablecer la continuidad visigoda en el naciente enclave, cuna de los posteriores reinos de León y Castilla que finalizarían la reconquista europea del territorio de la península ibérica a los moros, iniciado por sus antepasados de estirpe goda desde la primera llegada de aquellos. Ya uno de los primeros monarcas asturianos, Alfonso I, que reinó entre el 739 y el 756, quien fuera yerno de Pelayo –a su vez de la estirpe real de Kindaswindus, y espatario del rey Egik–, primer rey neogodo elegido al estilo germánico, elevándolo sobre su propio escudo por sus más nobles guerreros, y que arrojó a los moros de Galicia y de León, se vanagloriaba de ser de «stirpe regis Recaredi et Ermenegildi». Por su parte, su nieto Alfonso II afirmaba en el Epítome Ovetense del año 883, también llamada Cronicón Albeldense «omnem gothorum ordinem sicuti Toleto fuerat, tam in ecclesiam quam palatio in Oveto, cuncta statuit» («todo el orden de los godos tal como existió en Toledo quedó instituido en la Iglesia y la corte de Oviedo»), y es en dicha crónica tal como apunta Hernández Sáez en Las Castillas y León, teoría de una nación, donde se califica también a la relación de monarcas astures como «Ordo Gothorum Ovetensium Regum» («relación de los reyes godos de Oviedo»), pues como apunta Gonzalo Menéndez Pidal en su artículo «El lábaro primitivo de la reconquista», «en mostrarse heredera de estos visigodos residía su más prestigiosa razón de ser». Por ello, los modos, costumbres, textos refundidos de la época toledana, rituales y símbolos visigodos se perpetúan en Silos, Cardeña , San Millán y otros centros durante los primeros siglos de la reconquista hispánica. Por su parte, en los nacientes reinos peninsulares –en todos, no sólo en el asturiano–, el rito godo dentro de las costumbres religiosas continuó en vigor hasta el año 1071 fecha en la que el legado del papa Alejandro II, Hugo, fue a San Juan de la Peña y en presencia del rey Sancho Ramírez de Aragón y de toda su corte, obispos y abades, celebró la primera misa pascual conforme al rito romano, originando con ello toda una reforma en la que fue preciso copiar miles de códices para asegurar la difusión de la nueva liturgia, sustituyéndose la letra gótica, en vigor hasta esas fechas, por la carolina, y modificándose el calendario litúrgico y el santoral. También en el campo de la lingüística, la onomástica o el de la legislación, o bien en el mundo de la literatura de los nacientes reinos peninsulares permaneció un legado visigótico nada desdeñable. En definitiva, «la impronta visigoda está grabada en muchas instituciones medievales y en la epopeya castellana». Y en esta campo, es la cruz cómo lábaro de la Reconquista, una importante seña de identidad de la monarquía visigótica que continuó como tal entre las aristocracias germánicas que iniciaron la reconquista tal como veremos a continuación.
Tan sólo unos años antes de la batalla de Covadonga, la península ibérica en su totalidad se hallaba bajo el poder del reino visigodo de Toledo, y destacando entre los símbolos godos se encontraba la cruz, antiguo símbolo visigótico representado en numerosas ocasiones de una forma particular, normalmente con brazos iguales, tal como consta en los templos visigóticos de los antiguos reinos de Tolosa y Toledo, y quedando dicha cruz para la posteridad en los emblemas heráldicos de los diversos reinos y condados que devinieron durante la Edad Media procedentes del de Toledo. En la península ibérica, entre las piezas visigodas halladas en los tesoros de Guarrazar y Torredonjimeno se cuentan nunerosas cruces votivas con inscripciones, presencia constatada también en el Liber Ordinum, o en importantes joyas artísticas como la corona de Recesvinto. García Volta, destaca en su obra El mundo perdido de los visigodos , la afición de este pueblo de depositar en los altares cruces junto a otros motivos artísticos. Sabemos además por otras fuentes documentales como dice Blanco Torviso, que junto a las representaciones geométricas, vegetales y zoomórficas –repetidas en el llamado «arte asturiano»– destacaban en los templos visigodos resplandecientes elementos suntuarios, «especialmente cruces y coronas votivas». También Fernández Conde y Santos del Valle inciden en que «el mundo tardorromano y visigodo estaba mucho más cercano. Por eso, nada tiene de extraño que las grandes iglesias hispanogodas del siglo VII –San Juan de Baños de Cerrato, San Pedro de la Nave, Santa Comba de Bande, y hasta la misma Quintanilla de Viñas– presentan similitudes estilísticas notorias con la fundación de Silo en su corte asturiana». Ya en tiempos del rey Don Favila, se levantó sobre un dolmen en Cangas de Onís, una de las primeras iglesias cristianas tras la invasión musulmana, llamándose precisamente de la Santa Cruz, observando con ello Besga Marroquín que «si la vinculación de la Santa Cruz con la monarquía asturiana es patente desde el reinado de Favila, no lo es menos con el pasado visigótico», ya que según Menendez Pidal de Navascues, «de todos los pueblos germánicos, solo entre los visigodos se halla este uso de la cruz; (…).Tal signo o emblema de la monarquía visigoda se refuerza por su probable uso como enseña de las milicias reales, llevada la cruz de modo visible, sostenida por el asta, uso que veremos continuado por la monarquía asturiana», añadiendo Besga Marroquín, que «éste debe ser tenido como un elemento más que vinculado al naciente poder en Asturias con el elemento visigodo»
Por su parte el rey Alfonso II, «de quien el Epitome Ovetense dice que restauró los modos del Toledo visigótico, tanto en palacio como en la Iglesia», mandó labrar una extraordinaria cruz votiva con la forma usual entre los visigodos, es decir, brazos trapeciales e iguales, como los representados en Guarrazar, San Juan de Baños, el tablero de Alcaudete u otras muestras del arte visigótico. Es la conocida como Cruz de los Ángeles.
También Alfonso III ofreció a la recién construida basílica de Santiago otra cruz similar, ofrecimiento que se repite con sus descendientes Alfonso III y Ramiro II, ya en el 940.
Por ello, como indica Menéndez Pidal en el trabajo citado «…las cruces conservadas “de los ángeles”, de Santiago y de la Victoria –o la llamada «cruz del secreto» tal como aparece figurada en un pilar visigodo, similar a la de la victoria, con el alfa y el omega– «se nos ofrecen como supervivencias que testifican de qué manera aquella costumbre visigótica, según la cual los reyes ofrecían como dones cruces preciosas a sus iglesias, siguió siendo practicada por los reyes asturianos deseosos de persistir en los modos toledanos», costumbre que pervivirá al menos hasta el siglo XIII. Por su parte, el Liber ordinum en sus diversas ediciones nos describe con todo detalle como el rey visigodo-asturiano era recibido por el obispo y el clero en la iglesia pretoriana, recepción en la que era protagonista la cruz como estandarte victorioso de combate, y en la que acabado el ceremonial los caballeros recibían de manos del sacerdote los estandartes. «De donde resulta que la cruz era lábaro de los reyes visigodos y lo siguió siendo de los asturianos, acorde con lo cual quedan bien justificadas las inscripciones de las cruces de Alfonso II y Alfonso III».
Siguiendo a Menéndez Pidal conocemos que «La vieja tradición española parece haberse distinguido en ciertas peculiaridades: En Santa María de las Viñas un ángel y la figura central de un capitel, actualmente suelto, empuñan cruces de brazos trapeciales e iguales, en una de las cuales se ve claramente el mango que entesta con el pie de la cruz. Ambas van empuñadas con una sola mano y no con dos. En la miniatura de los Beatos, el Ángel de los Vientos marca a los elegidos con una cruz enmangada. Pero la más completa imagen de cómo este lábaro visigótico asturiano era llevado a la guerra, nos la da el estandarte de San Isidoro de León, que en pleno siglo XIII aún representa al santo de Sevilla galopando en corcel que monta con silla de guerra de altos borrenes llevando en la mano derecha una cruz gótica empuñada de igual modo a como lo hace el ángel visigodo de Santa María de Lara o el Angel de los Vientos en los Beatos mozárabes. Así se dice que apareció San Isidoro en el cerco de Baeza; así iría antes los reyes ovetenses o toledanos, el clérigo a quien el rey entregaba la cruz al partir para la guerra desde la Basílica pretoriana, centros ceremoniales donde el rey toma la cruz para partir a la guerra, , basílica en la cual se reunieron de 653 a 702 al menos seis de los grandes concilios toledanos, y en la cual fue ungido Wamba en el 672. Basílica pretoriana también se llamó en Toledo a la de Santa Leocadia. Llevarían título de pretorianas por ser las de la guardia real, por eso en ellas se celebraba la ceremonia de tomar el rey la cruz para la guerra .
Todavía de Alfonso III se refiere como encargó al conde Hermenegildo Gutierrez someter al rebelde Vitiza, y como le combatió con su gente y “cum omnibus militibus palatii”. Esta militia palatii evidentemente ya no osaba llevar el titulo de pretoriana , pero sin duda quería heredar la tradición toledana, y por eso era tenida como nervio de ese ejército permanente que en tantas cosas se consideraba continuador de las tradiciones visigóticas. Esa basílica palatina tendría en Oviedo una basílica preferida para su ceremonial castrense», función no del todo reconocida, o bien semiocultada, en nuestros días por parte de la historiografía oficial, aunque la estructura y emplazamiento del monumento no deje de confundir a muchos historiadores y arqueológos. Sabemos por las crónicas del siglo IX que en Naranco construyó Ramiro I un edificio y una aula regia con baño, pero en ella además de la estancia que ha sido definida como baño existió un ara consagrada a Santa María en el 848 con uso circunstancial de lo que podríamos llamar basílica pretoriana o de la milicia palatina. Y es en el interior de la sala principal de este interesante monumento, donde se pueden apreciar, tal como incluimos en las ilustraciones de este trabajo, la cruz de la que estamos hablando junto a otros motivos que nos remiten a simbologías solares guerreras. Cuando la visitamos, pensamos que no es difícil imaginar el interior de Santa María del Naranco ocupado por guerreros visigodos asturianos junto a su rey. No hay más que estudiar sus detalles con detenimiento. Definitivamente ni es un palacio ni una iglesia.
Por otra parte, siguiendo con Asturias también podemos detectar esta continuidad visigótica en los símbolos de la comunidad de lucha con voluntad de reconquista surgida en el primitivo reino astur, en todo cuanto hace referencia a la continuidad familiar o de linaje, no sólo en el caso de la familia real sino entre los más antiguos linajes asturianos, la mayoría de estirpe goda. Los símbolos de la cruz junto a otros no menos visigóticos como el águila aparecen pintados en numerosas muestras heráldicas de entre las más hidalgas familias asturianas. Tirso de Avilés en su obra Armas y linajes y antigüedad del principado nos habla de apellidos como Fonfría del que recoge «de Recaredo, rey godo, es cierto que descendía el linaje de Fonfría», o de los Noriega «Los de este linaje y apellido son buenos hidalgos, y tan antiguos que se tiene por cierto que vienen del infante Pelayo y se llamaban Infanzones antiguamente teniendo su solar en el valle de Riva de Sella en las Asturias de Santillana. Traen por armas las que tomó dicho infante cuando comenzó a echar a los moros de Asturias que son en azur una cruz que llevó como estandarte y bandera». Y es que, como afirma Jesús Evaristo Casariego, «viene Oviedo a la historia para ser cabeza de una gran empresa, impregnada de neogoticismo germano hispano, y por tanto, de catolicismo, de germanismo y de romanismo, es decir, de la cristiandad europea que estaba naciendo. Por algo (curiosa coincidencia) Oviedo viene a la historia al mismo tiempo que el imperio carolingio, otro de los creadores de Europa».
Pero no será , de entre los enclaves surgidos de la España visigoda, el reino asturiano, el único en usar como lábaro y emblema de combate de la reconquista el símbolo de la cruz patada, también en Aragón se repite un proceso restaurador semejante al asturiano, y además la imagen con que tradicionalmente se representa esa cruz en monedas y demás emblemas es de cruz griega con brazos trapeciales y enmanganado, un pequeño astil para empuñadura. Símbolo que se perpetúa en el actual escudo heráldico del reino de Aragón junto a cuatro cabezas de moro cercenadas y ensangrentadas, histórico emblema que cuando esto escribo, los representantes parlamentarios aragoneses trabajan por eliminar, siguiendo el ejemplo del cabildo de Santiago, que renegó publica y vergonzosamente hace unos años de su santo patrón, Sant Yago Matamoros, patrón de la caballería neovisigótica en su lucha contra el invasor musulmán quien según la leyenda también portaba una cruz de similares características, emblema de una importante Orden Militar castellana.
De igual forma es la cruz de Sobrarbe. «Todos ellos testimonios evidentes de lo enraizada que estuvo en toda la España cristiana la tradición visigoda, y como todos los focos de reconquista buscaban restablecer ese mismo lábaro que por una parte testimoniaba su fe ante el invasor y por otra justificaba su legalidad encadenándose a lo visigodo».
Terminando con Gonzalo Menéndez Pidal recordemos que «La cruz como lábaro del ejército real fue adoptada por reyes de Asturias y Aragón (utilizada como emblema de León hasta el siglo XII y por Castilla hasta el XIII). Para ello hay que admitir una mínima continuidad, pues sólo los visigodos entre todos los pueblos germánicos, habían tenido la cruz por insignia; y el que las huestes asturianas se lanzasen al combate bajo el mismo estandarte de los ejércitos reales del Toledo visigótico, habla bien a las claras de cómo en Oviedo alentaba un ansia de continuidad. Las minuciosas rúbricas del Liber Ordinum seguían rigiendo las ceremonias con que en el aula regia del Naranco, a las afueras de Oviedo, se despedía al ejército reconquistador, igual que antes de la invasión musulmana habían regido la despedida del ejército hispanogodo en la basílica pretoriana de los arrabales toledanos.
Por eso Alfonso III traerá de su campaña toledana como preciado botín, una cruz con su lignum crucis; tal fue el lábaro de los reyes godos y tal reliquia había de constituir ahora el alma del regio lábaro alfonsí. Por eso, la cruz acabará figurando en Asturias (y por ende en León, Castilla, Aragón) como emblema real. Y por eso, según rúbrica visigótica se esculpirán protectoras cruces sobre regios palacios y fuentes. Porque en toda la vida de los renacientes reinos cristianos habrá constante deseo de mantener la peculiar tradición visigoda, y conforme prescribe el viejo Liber ordinum se seguirán ofreciendo coronas a los altares, y conforme a las mismas rúbricas se seguirá asistiendo a los moribundos. Y no acabaremos de comprender los marfiles de San Millán si olvidamos esto, porque aún la pintura y la literatura románica de los siglos XII y XIII seguían recordándolo.
Recordemos nosotros por tanto, ahora, como la Reconquista empezó siendo una empresa sentida como guerra visigótica, guerra con la que se deseaba restablecer la continuidad de una tradición toledana, y donde no se daba otra variante sino la de que antes del 711 los españoles impetraban de Dios».
Los hijos del primitivo reino visigótico de Asturias, organizados luego en León y posteriormente en Castilla, como también los no menos originalmente visigodos de Aragón, Navarra y Cataluña, siguieron utilizando años después la cruz visigoda como lábaro en la Reconquista europea de la península ibérica, constatando orgullosamente con ello al modo germánico cuales eran sus gloriosos orígenes, y cuales sus objetivos. La cruz fue sustituida por leones y castillos, las ceremonias y escritura visigótica fueron tenazmente abolidas por las autoridades religiosas desgotizadas, aunque no muchos otros modos y costumbres bien arraigadas en la población hispano-goda, pero las viejas piedras de los templos, los antiguos estandartes y las armas de los guerreros que hicieron posible la recuperación de la tierra que había sido del reino de Toledo mantuvieron bien visible para el que quisiera verlo, cuales y de que origen fueron los símbolos que animaron la Reconquista. Símbolos que todavía hoy, ocultos entre la confusión y el olvido, nos muestran un legado y una herencia que algún día habrá que recuperar, para poder iniciar una cada vez más necesaria nueva Reconquista.
E. Monsonis