Las armas del guerrero, a parte de servir para la guerra, eran el elemento emblemático del su honor. Tal y como expone Alberto Lorrio en tu tesis, la panoplia guerrera celtibérica se compone de una serie de elementos, y sufriendo una evolución desde el siglo IV al I a. C.
Fase I.- La panoplia reflejada en las sepulturas se caracteriza por la ausencia de espadas o puñales y por la existencia de largas puntas de lanza de fuerte nervio central de sección cuadrada, rectangular o circular, aletas estrechas, y longitudes que a veces superan los 50 cm., provistas de un regatón, a veces de gran longitud, que puede incluso ser considerado como una punta de jabalina, y cuchillos de dorso curvo. En la necrópolis de Carratiermes se habrían documentado también en ciertos casos los elementos para la sujeción de las manillas de escudo.
Fase II.- Durante los siglos V-IV y, en menor medida, el III a.C., aparecen en los ajuares funerarios de nuevos tipos de armas, con decoraciones que aparecen en éstas con frecuencia. Las variaciones regionales, evidencian la existencia de grupos culturales de gran personalidad, se hacen patentes desde este período.
• El Alto Tajo-Alto Jalón.- de los numerosos enterramientos exhumados en esta zona, que apenas en algunos casos debieron contener armas, únicamente unos pocos conjuntos cerrados ofrecen datos que permitan de finir los equipos así como su evolución y la de los elementos que los componen. De los numerosos enterramientos exhumados en esta zona, que apenas en algunos casos debieron contener armas, únicamente unos pocos conjuntos cerrados ofrecen datos que permitan de finir los equipos así como su evolución y la de los elementos que los componen. Junto a las diferentes variantes de espadas de antenas o a los ejemplares de frontón, provistos todos ellos de sus vainas correspondientes, se depositan en las sepulturas las puntas de lanza, algunas de las cuales, con longitudes en torno a los 40 cm. y nervio marcado, coinciden con los modelos característicos de la fase precedente, acompañadas de su regatón. Por más que algunas de las mencionadas puntas de lanza, dado su reducido tamaño, pudieran corresponder a jabalinas, la existencia de armas arrojadizas está perfectamente documentada en cualquier caso con la presencia de soliferrea. Aparecen en algunas tumbas umbos de escudo, o las abrazaderas de la parte interna de los mismos. Se completaría la panoplia con el cuchillo de dorso curvo. Algunos casos presentan discos coraza, y cascos. Un momento avanzado de esta fase, se caracteriza por ausencia de corazas y cascos.
• El Alto Duero.- Las necrópolis del Alto Duero, tienen una serie de diferencias tipológicas con respecto a las del Alto Tajo-Alto Jalón. -constatadas por la dispersión geográfica de ciertos modelos de fíbulas, broches de cinturón o de ciertos tipos de puñales- o relativas a la composición de la panoplia, añadiendo además una mayor representatividad numérica de las sepulturas de guerrero, pudiéndose plantear, por tanto, el carácter militar de la sociedad que da lugar a estos cementerios, que con toda seguridad cabe vincular con los Arévacos.
Fase III.- Este período está capitalizado por un hecho histórico de primer orden, el enfrentamiento con Roma que culminó con la total conquista de la Península Ibérica en tiempos de Augusto. Algunas evidencias apuntan hacia una cierta homogeneización de la panoplia y a una estandarización de los tipos de armas utilizadas, de lo que es buen ejemplo la dispersión geográfica de un arma tan típicamente celtibérica como el puñal biglobular, que se ha convertido en el arma corta por excelencia del guerrero céltico peninsular.
Tal y cómo hemos podidos observar, los autores clásicos, tanto griegos, como latinos, nos dibujaron una sociedad guerrera, sociedad que se documenta especialmente en las necrópolis. Aunque, debemos tener en cuenta que jamás fueron sociedades expansionistas, ni imperialistas, más bien su concepto de guerra era defensivo, y un medio para alcanzar unas posiciones sociales altas.
• Gracia Alonso, F (2003): La Guerra en la Protohistoria. Héroes, nobles, mercenarios y campesinos. Ariel Prehistoria. Barcelona.
• Lorrio, A (1997): Los Celtíberos. Extra Complutum 7. Ediciones de la Universidad Complutense, Madrid.
• V.V.A.A. (2005): Celtíberos: Tras la Estela de Numancia. Catálogo de la Exposición. Junta Castilla y León. Soria.
Fase I.- La panoplia reflejada en las sepulturas se caracteriza por la ausencia de espadas o puñales y por la existencia de largas puntas de lanza de fuerte nervio central de sección cuadrada, rectangular o circular, aletas estrechas, y longitudes que a veces superan los 50 cm., provistas de un regatón, a veces de gran longitud, que puede incluso ser considerado como una punta de jabalina, y cuchillos de dorso curvo. En la necrópolis de Carratiermes se habrían documentado también en ciertos casos los elementos para la sujeción de las manillas de escudo.
Fase II.- Durante los siglos V-IV y, en menor medida, el III a.C., aparecen en los ajuares funerarios de nuevos tipos de armas, con decoraciones que aparecen en éstas con frecuencia. Las variaciones regionales, evidencian la existencia de grupos culturales de gran personalidad, se hacen patentes desde este período.
• El Alto Tajo-Alto Jalón.- de los numerosos enterramientos exhumados en esta zona, que apenas en algunos casos debieron contener armas, únicamente unos pocos conjuntos cerrados ofrecen datos que permitan de finir los equipos así como su evolución y la de los elementos que los componen. De los numerosos enterramientos exhumados en esta zona, que apenas en algunos casos debieron contener armas, únicamente unos pocos conjuntos cerrados ofrecen datos que permitan de finir los equipos así como su evolución y la de los elementos que los componen. Junto a las diferentes variantes de espadas de antenas o a los ejemplares de frontón, provistos todos ellos de sus vainas correspondientes, se depositan en las sepulturas las puntas de lanza, algunas de las cuales, con longitudes en torno a los 40 cm. y nervio marcado, coinciden con los modelos característicos de la fase precedente, acompañadas de su regatón. Por más que algunas de las mencionadas puntas de lanza, dado su reducido tamaño, pudieran corresponder a jabalinas, la existencia de armas arrojadizas está perfectamente documentada en cualquier caso con la presencia de soliferrea. Aparecen en algunas tumbas umbos de escudo, o las abrazaderas de la parte interna de los mismos. Se completaría la panoplia con el cuchillo de dorso curvo. Algunos casos presentan discos coraza, y cascos. Un momento avanzado de esta fase, se caracteriza por ausencia de corazas y cascos.
• El Alto Duero.- Las necrópolis del Alto Duero, tienen una serie de diferencias tipológicas con respecto a las del Alto Tajo-Alto Jalón. -constatadas por la dispersión geográfica de ciertos modelos de fíbulas, broches de cinturón o de ciertos tipos de puñales- o relativas a la composición de la panoplia, añadiendo además una mayor representatividad numérica de las sepulturas de guerrero, pudiéndose plantear, por tanto, el carácter militar de la sociedad que da lugar a estos cementerios, que con toda seguridad cabe vincular con los Arévacos.
Fase III.- Este período está capitalizado por un hecho histórico de primer orden, el enfrentamiento con Roma que culminó con la total conquista de la Península Ibérica en tiempos de Augusto. Algunas evidencias apuntan hacia una cierta homogeneización de la panoplia y a una estandarización de los tipos de armas utilizadas, de lo que es buen ejemplo la dispersión geográfica de un arma tan típicamente celtibérica como el puñal biglobular, que se ha convertido en el arma corta por excelencia del guerrero céltico peninsular.
Tal y cómo hemos podidos observar, los autores clásicos, tanto griegos, como latinos, nos dibujaron una sociedad guerrera, sociedad que se documenta especialmente en las necrópolis. Aunque, debemos tener en cuenta que jamás fueron sociedades expansionistas, ni imperialistas, más bien su concepto de guerra era defensivo, y un medio para alcanzar unas posiciones sociales altas.
• Gracia Alonso, F (2003): La Guerra en la Protohistoria. Héroes, nobles, mercenarios y campesinos. Ariel Prehistoria. Barcelona.
• Lorrio, A (1997): Los Celtíberos. Extra Complutum 7. Ediciones de la Universidad Complutense, Madrid.
• V.V.A.A. (2005): Celtíberos: Tras la Estela de Numancia. Catálogo de la Exposición. Junta Castilla y León. Soria.
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