"El dios céltico más difundido que se ha testimoniado en la región central y occidental de la Meseta norte es Lugus, teniendo en cuenta los epígrafes, que mencionan a esta divinidad en la Galia y también en la región lusitano-galaica.
La más famosa inscripción alusiva a Lugus en el área que nos ocupa es la que descubrió Cabré grabada en la roca de una montaña cercana a Peñalba de Villastar, localidad que dista 8 km de Teruel. Su descubridor las consideró pertenecientes a tres épocas: ibéricas, ibero-romanas y latinas muy arcaicas. Esta montaña se halla junto al cauce del río Turia, elevándose a unos 100 del entorno (940 sobre 840 m de altitud en el cauce) y formando en su cima una gran planicie que descansa sobre el acantilado rocoso de 3 km de perímetro y alrededor de 20 m de altura que contiene las inscripciones y las representaciones iconográficas, a la que se puede acceder por un sendero que se prolonga a lo largo de dicho corte rocoso.
Entre los grabados antropomorfos, hay una figura tallada en la roca cuya cabeza es demasiado grande con respecto al cuerpo, con los ojos, nariz y boca marcados con simples líneas y los brazos en cruz. Según Cabré, se trata de la divinidad del monte. Otras figuras están vestidas con sayas hasta las rodillas y también con los brazos abiertos, algunas de las cuales muestran grandes manos abiertas con los dedos muy largos. En otro lugar aparece una figura humana a la que acometen dos fieras, de las que se defiende con un arco. Más interesante es, si cabe, una figura humana con dos cabezas sobre cuellos alargados con un círculo junto al hombro derecho que pudiera ser según Cabré, una tercera cabeza mal colocada. Según Marco, esta figura es bicéfala, puesto que la supuesta cabeza tercera cabeza es un elemento superpuesto a la representación que podría ser un escudo. Otras figuras representadas son geométricas, como estrellas, cruces, aspas y otros motivos y zoomorfas, con numerosos ciervos, gallos, cuervos, verracos y algún caballo.
La presencia de Lugus y las características del lugar indican que se trataría de un lugar sagrado y que, por tanto, algunas de las inscripciones, deberían ser votivas. En cuanto a la principal inscripción, escrita en alfabeto latino y que incluye el nombre de la divinidad Luguei (en dativo), fue leída por Tovar como sigue: Eniorosei/ ut a tigino tiatunei / trecaias to Luguei / araianom comeimu / eniorosei equeisuique / ogris olocas togias sistat Luguei tiaso / togias. Según Tovar, su traducción latina sería (Mense) Eniorosi ( uel Eniorosi magistratu uel sacerdote) ubi... ad Trecaias to Luguei / ad Trecaias ad deum Lugum Araeanorum conuenimus. (Mense) Eniorosi et Equaesio ( uel sub magist. Uel sacerd. E. Et E. )...Togiae dicat deo Luguei thiasus Togiae. El dios es, según Tovar, Luguei Araianom, siendo el segundo elemento un apelativo de carácter gentilicio en genitivo plural.
Según Meid, la inscripción se compone de dos grupos de 4 y 3 líneas respectivamente. Cada grupo comienza con Eniorosei constituyendo una frase completa en las que comeimu y sistat serían serían los verbos y Luguei el nombre del dios en dativo. Com-eimu sería un compuesto de com-“con-” y la raíz verbal ei- “ir” con desinencia de primera persona del plural. Con estos elementos, Meid llega a la conclusión de que una comunidad ha peregrinado al lugar sagrado del dios, dejando constancia del hecho. El segundo verbo, también referente a Lugus, que se cita de nuevo en dativo, significa, para Meid, “poner, colocar” o “erigir”, resultando que alguien ha erigido algo al dios. Debería esperarse, por tanto, el sujeto en nominativo singular y la mención del objeto dedicado, en acusativo. Dado que el dios es Luguei Araianom “al Lugo de los araianos”, cabe suponer que esta comunidad es el sujeto de la frase. El epíteto eni-oros-ei se compone de preposición *eni- “en” y *ôros- “montaña” definiendo, en consecuencia, a la divinidad como “(residente) en la montaña”. Además, Meid interpretaba equeisui como dativo de *equeisos, otro epíteto que traduciría una epifanía del dios en forma de caballo.
En cuanto a la segunda frase, el individuo que erige es ocris olocas “la cabeza de la comunidad” y el objeto levantado debe buscarse en togias, derivado de la raíz indoeuropea *teg- “cubrir” e indicaría “una estructura con techumbre, esto es, algún tipo de construcción, sala, casa o templo (para el dios)”. La traducción final es según Meid, la siguiente: “Al montaraz y ..., al Lugo de los arianos, en procesión campestre vinimos. Para el montaraz y ecuestre, para Lugo, el caudillo de la comunidad levantó una techumbre, techumbre( así mismo) para el thiasus”.
Esta inscripción, la más importante del conjunto, alude a una peregrinación hasta la montaña del dios y la erección de una estructura edilicia, confirmando el carácter del santuario, no de asentamiento de población, del lugar. Los individuos que aquí accedían podían proceder, por tanto, de distintos puntos de los alrededores. La dedicación a Lugus se realizó, como la mayoría, en alfabeto latino y , por otra parte, algunas inscripciones se efectuaron con caracteres ibéricos.
La epigrafía en lengua celtibérica más cercana procede de 60 km hacia el norte (el Pedregal y Caminreal) y de 120 km hacia el oeste (Segóbriga) por lo que, según Untermann, Peñalba sería un enclave del dominio de la lengua celtibérica en cuyo entorno había una población que nunca participó de la “erudición gráfica” de la Celtiberia central. Además, estaba fuera del ámbito de difusión del alfabeto ibérico, habiendo recibido el alfabeto latino en los momentos previos a la pérdida de su propia lengua, en plena época romana.
Juan Carlos Olivares Pedreño. “LOS DIOSES DE LA HISPANIA CÉLTICA”.Real Academia de la Historia. 2002.
La más famosa inscripción alusiva a Lugus en el área que nos ocupa es la que descubrió Cabré grabada en la roca de una montaña cercana a Peñalba de Villastar, localidad que dista 8 km de Teruel. Su descubridor las consideró pertenecientes a tres épocas: ibéricas, ibero-romanas y latinas muy arcaicas. Esta montaña se halla junto al cauce del río Turia, elevándose a unos 100 del entorno (940 sobre 840 m de altitud en el cauce) y formando en su cima una gran planicie que descansa sobre el acantilado rocoso de 3 km de perímetro y alrededor de 20 m de altura que contiene las inscripciones y las representaciones iconográficas, a la que se puede acceder por un sendero que se prolonga a lo largo de dicho corte rocoso.
Entre los grabados antropomorfos, hay una figura tallada en la roca cuya cabeza es demasiado grande con respecto al cuerpo, con los ojos, nariz y boca marcados con simples líneas y los brazos en cruz. Según Cabré, se trata de la divinidad del monte. Otras figuras están vestidas con sayas hasta las rodillas y también con los brazos abiertos, algunas de las cuales muestran grandes manos abiertas con los dedos muy largos. En otro lugar aparece una figura humana a la que acometen dos fieras, de las que se defiende con un arco. Más interesante es, si cabe, una figura humana con dos cabezas sobre cuellos alargados con un círculo junto al hombro derecho que pudiera ser según Cabré, una tercera cabeza mal colocada. Según Marco, esta figura es bicéfala, puesto que la supuesta cabeza tercera cabeza es un elemento superpuesto a la representación que podría ser un escudo. Otras figuras representadas son geométricas, como estrellas, cruces, aspas y otros motivos y zoomorfas, con numerosos ciervos, gallos, cuervos, verracos y algún caballo.
La presencia de Lugus y las características del lugar indican que se trataría de un lugar sagrado y que, por tanto, algunas de las inscripciones, deberían ser votivas. En cuanto a la principal inscripción, escrita en alfabeto latino y que incluye el nombre de la divinidad Luguei (en dativo), fue leída por Tovar como sigue: Eniorosei/ ut a tigino tiatunei / trecaias to Luguei / araianom comeimu / eniorosei equeisuique / ogris olocas togias sistat Luguei tiaso / togias. Según Tovar, su traducción latina sería (Mense) Eniorosi ( uel Eniorosi magistratu uel sacerdote) ubi... ad Trecaias to Luguei / ad Trecaias ad deum Lugum Araeanorum conuenimus. (Mense) Eniorosi et Equaesio ( uel sub magist. Uel sacerd. E. Et E. )...Togiae dicat deo Luguei thiasus Togiae. El dios es, según Tovar, Luguei Araianom, siendo el segundo elemento un apelativo de carácter gentilicio en genitivo plural.
Según Meid, la inscripción se compone de dos grupos de 4 y 3 líneas respectivamente. Cada grupo comienza con Eniorosei constituyendo una frase completa en las que comeimu y sistat serían serían los verbos y Luguei el nombre del dios en dativo. Com-eimu sería un compuesto de com-“con-” y la raíz verbal ei- “ir” con desinencia de primera persona del plural. Con estos elementos, Meid llega a la conclusión de que una comunidad ha peregrinado al lugar sagrado del dios, dejando constancia del hecho. El segundo verbo, también referente a Lugus, que se cita de nuevo en dativo, significa, para Meid, “poner, colocar” o “erigir”, resultando que alguien ha erigido algo al dios. Debería esperarse, por tanto, el sujeto en nominativo singular y la mención del objeto dedicado, en acusativo. Dado que el dios es Luguei Araianom “al Lugo de los araianos”, cabe suponer que esta comunidad es el sujeto de la frase. El epíteto eni-oros-ei se compone de preposición *eni- “en” y *ôros- “montaña” definiendo, en consecuencia, a la divinidad como “(residente) en la montaña”. Además, Meid interpretaba equeisui como dativo de *equeisos, otro epíteto que traduciría una epifanía del dios en forma de caballo.
En cuanto a la segunda frase, el individuo que erige es ocris olocas “la cabeza de la comunidad” y el objeto levantado debe buscarse en togias, derivado de la raíz indoeuropea *teg- “cubrir” e indicaría “una estructura con techumbre, esto es, algún tipo de construcción, sala, casa o templo (para el dios)”. La traducción final es según Meid, la siguiente: “Al montaraz y ..., al Lugo de los arianos, en procesión campestre vinimos. Para el montaraz y ecuestre, para Lugo, el caudillo de la comunidad levantó una techumbre, techumbre( así mismo) para el thiasus”.
Esta inscripción, la más importante del conjunto, alude a una peregrinación hasta la montaña del dios y la erección de una estructura edilicia, confirmando el carácter del santuario, no de asentamiento de población, del lugar. Los individuos que aquí accedían podían proceder, por tanto, de distintos puntos de los alrededores. La dedicación a Lugus se realizó, como la mayoría, en alfabeto latino y , por otra parte, algunas inscripciones se efectuaron con caracteres ibéricos.
La epigrafía en lengua celtibérica más cercana procede de 60 km hacia el norte (el Pedregal y Caminreal) y de 120 km hacia el oeste (Segóbriga) por lo que, según Untermann, Peñalba sería un enclave del dominio de la lengua celtibérica en cuyo entorno había una población que nunca participó de la “erudición gráfica” de la Celtiberia central. Además, estaba fuera del ámbito de difusión del alfabeto ibérico, habiendo recibido el alfabeto latino en los momentos previos a la pérdida de su propia lengua, en plena época romana.
Juan Carlos Olivares Pedreño. “LOS DIOSES DE LA HISPANIA CÉLTICA”.Real Academia de la Historia. 2002.
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