En el centro del castro de Castejón de Capote (Badajoz), en la Beturia céltica, se ha descubierto una estancia abierta hacia la calle central, con el suelo realzado, con mesa de culto y banco corrido adosado a las paredes. La estancia estaba llena de huesos calcinado o quemados, de asadores, de cuchillos y de una parrilla, carbones y fragmentos de cerámica, de la primera mitad del siglo II a.C. Las víctimas -cerdos, ovejas y cabras, asnos, vacas y ciervos- sacrificadas en el altar eran descuartizadas y cortadas. En este lugar se celebraban banquetes colectivos. En los bancos laterales se sentarían los comensales. La existencia de comidas rituales colectivas entre los pueblos del norte está bien documentada por Estrabón (3, 3, 7), el cual escribe: «Beben cerveza y el vino, que escasea, cuando lo obtienen, se consume enseguida en los grandes festines familiares [...]; comen sentados en bancos adosados a las paredes, alineándose en ellos según las edades y dignidad. Los alimentos los circulan de mano en mano; mientras beben, danzan los hombres al son de trompetas, saltando en alto y cayendo en genuflexión.. Se ha pensado que estos banquetes tuvieron un carácter cultual.
Los depósitos de El Amarejo y de Garvão, Alhonoz o de lllescas, con banco decorado con relieves, o de Peña Negra, se han interpretado como restos de banquetes rituales documentados en la Celtiberia.
Los depósitos de El Amarejo y de Garvão, Alhonoz o de lllescas, con banco decorado con relieves, o de Peña Negra, se han interpretado como restos de banquetes rituales documentados en la Celtiberia.
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