En no pocas ocasiones, nos quejamos de la perdida o falta de identidad de nuestros pueblos. Nos quejamos de cómo la gente joven no se preocupa de quienes son, de donde vienen, y que es lo que fueron espiritualmente.
Es mas que evidente que nuestras quejas tienen un fundamento real, basado en una actualidad moderna, multicultural y pro mestizaje. Pero no menos cierto es, que parte de toda la culpa la tiene nuestra falta de interés hacia nuestra propia historia.
La historia es nuestra identidad, nuestra memoria. Nosotros somos lo que somos, por que procedemos de un pasado, y ese pasado con sus cuentos, leyendas, y acontecimientos, es lo que nos dice en el presente; que fuimos, que somos y que seremos.
Cuando nosotros rompemos los lazos históricos con nuestro pasado, y nos centramos únicamente en los problemas sociales y políticos actuales. Estamos formando parte de todo este entramado globalizador made in USA.
Cuando el hombre moderno pierde su vinculación identitaria con la historia de su pueblo, preocupándose únicamente por la política actual como vehículo de salvación a todos sus problemas. Está rompiendo con la esencia de su legado, y creando una conciencia nueva en el hombre moderno. Una conciencia nueva capaz de ver únicamente en el presente. Preocupándose de manera exclusiva por las cosas cercanas. Está creando hijos adoptivos de las patrias, que llaman padre a sus padrastros, aun cuando en ningún caso poseen y proceden de la misma sangre compartida.
Y lo que quizás es peor y mas lamentable. Están dando al hijo adoptado una falsa idea de pertenecer a una cosmovisión nacional, que le emparenta por lazos históricos con todos los pobladores del reino. Haciendo a su vez que olvide sus raíces y conexiones culturales propias a su sangre, herencia y pueblo. Es decir; se esta creando una sociedad que fomenta el lazo de unión del consumo y el impuesto, por encima del real que nos acerca a la herencia de sangre con nuestro pasado identitario.
El fruto de toda esta política, es un planeta tierra cada vez mas desnaturalizado, donde se puede ver y se acepta como posibilidad; un vikingo negro, un zulú rubio, un mongol caucásico, o un anglosajón vietnamita. Un planeta tierra donde cada vez resulta mas complicado viajar y encontrar culturas autenticas fieles a su idiosincrasia evolutiva, sin coca colas, Mcdonalds, Doner Kebab, Burguer King, o macro mezquitas.
Es precisamente por esta razón, por la cual pensamos y damos la importancia que se merece a nuestra historia. Ya que ella es la que nos dice qué somos, y qué hacemos aquí. Ella es la que nos da una identidad. La que como un padre nos habla de sus abuelos, y bisabuelos, y tatarabuelos. Nos habla de por qué tenemos esta casa y no otra. Por qué tenemos este coche y no otro, y a quien perteneció antes que a nosotros. Crea un vinculo de unión familiar basado en la herencia invisible de la sangre y el espíritu. Conceptos estos absolutamente inmateriales, qué claro esta. Aterran al mundo moderno basado en el consumismo y el materialismo.
Conceptos estos igualmente enemistados con el mundo globalizador y multicultural, que ve en el arraigo tradicional de los pueblos del mundo. Una barrera infranqueable para sus fines economicos, o religiosos. Y es que llegados a este punto tenemos que decir con total sinceridad. Que tanto el cristianismo, como el Islam, son dos religiones enemigas de la pluralidad cultural del planeta. De ahí su constante ansia por expandirse, uniformarlo todo, y controlarlo todo para su Dios.
El cristianismo hace mucho que dejo de ser una amenaza en el mundo occidental. No así el Islam, religión esta que avanza de forma peligrosa y violenta dia tras dia en el mundo de occidente.
Tenemos que tener en cuenta, que cada vez que nos aferramos a nuestra identidad cultural, estamos alzando un ladrillo en el muro que resiste la globalización, a la par que hacemos al mundo mas rico y variable.
Es mas que evidente que nuestras quejas tienen un fundamento real, basado en una actualidad moderna, multicultural y pro mestizaje. Pero no menos cierto es, que parte de toda la culpa la tiene nuestra falta de interés hacia nuestra propia historia.
La historia es nuestra identidad, nuestra memoria. Nosotros somos lo que somos, por que procedemos de un pasado, y ese pasado con sus cuentos, leyendas, y acontecimientos, es lo que nos dice en el presente; que fuimos, que somos y que seremos.
Cuando nosotros rompemos los lazos históricos con nuestro pasado, y nos centramos únicamente en los problemas sociales y políticos actuales. Estamos formando parte de todo este entramado globalizador made in USA.
Cuando el hombre moderno pierde su vinculación identitaria con la historia de su pueblo, preocupándose únicamente por la política actual como vehículo de salvación a todos sus problemas. Está rompiendo con la esencia de su legado, y creando una conciencia nueva en el hombre moderno. Una conciencia nueva capaz de ver únicamente en el presente. Preocupándose de manera exclusiva por las cosas cercanas. Está creando hijos adoptivos de las patrias, que llaman padre a sus padrastros, aun cuando en ningún caso poseen y proceden de la misma sangre compartida.
Y lo que quizás es peor y mas lamentable. Están dando al hijo adoptado una falsa idea de pertenecer a una cosmovisión nacional, que le emparenta por lazos históricos con todos los pobladores del reino. Haciendo a su vez que olvide sus raíces y conexiones culturales propias a su sangre, herencia y pueblo. Es decir; se esta creando una sociedad que fomenta el lazo de unión del consumo y el impuesto, por encima del real que nos acerca a la herencia de sangre con nuestro pasado identitario.
El fruto de toda esta política, es un planeta tierra cada vez mas desnaturalizado, donde se puede ver y se acepta como posibilidad; un vikingo negro, un zulú rubio, un mongol caucásico, o un anglosajón vietnamita. Un planeta tierra donde cada vez resulta mas complicado viajar y encontrar culturas autenticas fieles a su idiosincrasia evolutiva, sin coca colas, Mcdonalds, Doner Kebab, Burguer King, o macro mezquitas.
Es precisamente por esta razón, por la cual pensamos y damos la importancia que se merece a nuestra historia. Ya que ella es la que nos dice qué somos, y qué hacemos aquí. Ella es la que nos da una identidad. La que como un padre nos habla de sus abuelos, y bisabuelos, y tatarabuelos. Nos habla de por qué tenemos esta casa y no otra. Por qué tenemos este coche y no otro, y a quien perteneció antes que a nosotros. Crea un vinculo de unión familiar basado en la herencia invisible de la sangre y el espíritu. Conceptos estos absolutamente inmateriales, qué claro esta. Aterran al mundo moderno basado en el consumismo y el materialismo.
Conceptos estos igualmente enemistados con el mundo globalizador y multicultural, que ve en el arraigo tradicional de los pueblos del mundo. Una barrera infranqueable para sus fines economicos, o religiosos. Y es que llegados a este punto tenemos que decir con total sinceridad. Que tanto el cristianismo, como el Islam, son dos religiones enemigas de la pluralidad cultural del planeta. De ahí su constante ansia por expandirse, uniformarlo todo, y controlarlo todo para su Dios.
El cristianismo hace mucho que dejo de ser una amenaza en el mundo occidental. No así el Islam, religión esta que avanza de forma peligrosa y violenta dia tras dia en el mundo de occidente.
Tenemos que tener en cuenta, que cada vez que nos aferramos a nuestra identidad cultural, estamos alzando un ladrillo en el muro que resiste la globalización, a la par que hacemos al mundo mas rico y variable.
Saludos,
ResponderEliminarSinceramente pienso que todo esto del multiculturalismo no tiene ningún arreglo, Europa dentro de 100 años se llamará Estados Unidos de Europa, ya está pasando en Francia, y no sé si la recreación histórica seguirá existiendo, yo no estoy metida en ningún grupo pero hago lo imposible para aportar lo máximo que se me permite a este mundo. Dentro de 100 años, nuestros descendientes solo nos recordarán por haber llenado el mundo de mierda. Perdonad mis palabras, la desazón me invade.