sábado, 26 de junio de 2010

Devotio iberica; la fidelidad hasta la muerte de los hispanos

Los guerreros hispánicos pasaron por ser de los mas famosos por su fiereza y valentía en el mundo antiguo. No en vano la península Ibérica fue la primera de las provincias que el imperio romano ataco, y la ultima de las provincias en ser totalmente dominada. Los mas famosos actos de heroicidad de Numancia, o las guerras cantabras, no son si no un cúmulo de heroicidades sobre un conjunto de anónimos actos de valentía. Los mercenarios celtibericos fueron reconocidos por su valor y arrojo en el combate, tanto por los cartagineses como por los romanos, muchos de cuyos señores querían y exigían mercenarios celtibericos entre su guardia personal de elite, puesto que sabían que eran los mejores en su trabajo.
En una sociedad como esta... no era de extrañar que se creara la conocida como devotio ibérica, muestra del grado de valentía, dedicación a la guerra, al caudillo y a la fidelidad de la palabra dada, que tenían los antiguos hispanos.
La devotio ibérica, consistía en un pacto de clientela militar acompañado de un juramento, ante una divinidad nativa. Posiblemente el dios de los juramentos ibérico, Tvgoti / Tugotus, en virtud del cual el guerrero ofrecía su vida a la divinidad en caso de que, en plena batalla, peligrara la del Jefe, al cual había jurado defender hasta la muerte. Para el devoto era un deshonor no saber defender al caudillo al que había jurado defender en la batalla. Por lo cual si el líder moría, el devoto se sentía deshonrado, y moralmente debía sacrificar su vida en un suicidio ritual, entregando su alma al dios al que se la había entregado en un ritual si su misión fracasaba. La devotio ibérica fue una practica inicialmente puesta en escena por los pueblos ibéricos, aun cuando con el tiempo por influencia de estos, se extendió a otras zonas de la celtiberia. Sobre todo aquellas que tenían una mayor influencia directa con el mundo de los ibéricos, llegando con el tiempo a ser una tradición de lealtad militar claramente extendida por la península ibérica.
Si bien es cierto que el ritual religioso litúrgico que se empleaba no se conoce, no menos cierto es que algunos datos han llegado hasta nosotros, y que puestos a imaginar posiblemente con total seguridad el ritual empezaría con una ceremonia en algún lugar sagrado para el clan. Fuera este una cueva, santuario o templo de piedra, quizás algún bosque. Donde bajo la presencia del dios de los juramentos Tugotus, representado por una efigie grotesca tallada en piedra o en alguna madera. El nuevo iniciado se vincularía por su lealtad al juramento de defender al caudillo del clan con su vida, y si eso no fuera así pagaría con su vida. Ante esto se pondría como testigo al dios y a algunos numenes infernales.
En este ritual el guerrero debía acudir desnudo como muestra de pureza y con sus armas hacia abajo como muestra de sometimiento leal al jefe. Un guerrero de rango superior le tomaría el juramento en una ceremonia con oraciones olvidadas en viejas tradiciones.
La devotio ibérica, fue por lo tanto la consagración de la propia vida a un jefe, en virtud de fórmulas mágico-religiosas, que tenía lugar entre los pueblos de la España Antigua. En el concepto de la devotio entran dos elementos: uno de carácter religioso, según el cual, ciertas divinidades, probablemente infernales, se contentarían con la muerte del devotus a cambio de la del jefe; y un segundo elemento, de carácter meramente social, que la relaciona íntimamente con la clientela militar. La devotio iberica es una forma de la clientela militar hispana y tenía por objeto exclusivo la guerra. El suicidio de los devoti, cuando muere el jefe, se explica porque la muerte es la única forma de expiar el delito de no haber protegido suficientemente al patrono. La devotio Ibérica tiene similitudes con la devotio romana y el comitatus germano. Si bien ambas instituciones poseían carácter bilateral, sus miembros formaban una verdadera escolta y el número de componentes era reducido, la diferencia entre ellas reside en que el comitatus carece de vínculo religioso.
En la península Ibérica la devotio se encontraba muy extendida, como se desprende del gran número de devoti, que acompañaban a Sertorio. Otros caudillos tenían muchos devoti, como Mario, Pompeyo, César, Craso, Afranio y Petreyo. Las escoltas militares, a las que fueron tan inclinados los romanos, seguramente estaban compuestas por devoti. Éstos se encontraban en una situación de privilegio con respecto a los simples clientes. El siglo I a. C. fue, sin duda, el periodo de máximo auge de la devotio. Se ha pensado que la devotio ibérica influyera en el origen del culto al emperador. El ritual era el mismo que el de la clientela: presentación del cliente al patrono, reconociéndole por jefe, y aceptación por éste de su persona. Posiblemente existía una ceremonia especial, con un sacrificio, de la que quedarían huellas en el juramento de Ampudio. Tal vez hubiera un sacrificio humano y el de su caballo, ya que con ambos se refrendaban los pactos. La devotio ibérica es una institución típica de Celtiberia. Su aparición en Aquitania se explica por influjo hispano. Decae a comienzos del Imperio.
Hasta aquí mas o menos el lado histórico de lo que fue la devotio ibérica, ¿Pero que represento realmente esta tradición?, ¿qué podemos encontrar y entender en su espiritualidad y simbolismo?.
Por encima de conceptos y análisis históricos de lo que fue la Devotio Ibérica, tenemos que encontrar y entender su simbolimo.. La fidelidad y la lealtad a la palabra dada. La veracidad de una época en la que el juramento y la palabra era suficiente causa para morir por ello sin que hicieran falta la firma en un papel. Conceptos estos que el mundo materialista en el que vivimos a duras penas puede entender. Simplemente fueron leyes de nuestros antepasados. Un mundo gobernado por el honor y la lealtad, donde la vida no era una satisfacción de vanas codicias. Antes que la satisfacción material de los placeres mundanos, estaban los valores y deberes espirituales y simbólicos, tales como el honor la nobleza y la lealtad.
Como ya hemos dicho con anterioridad, cuando el guerrero celtiberico fracasaba en su misión de defensa del caudillo. Se auto sacrificaba por medio de un suicidio ritual. Algo similar (salvando las distancias y las causas) a lo que hacían los samuráis japoneses cuando habían perdido el honor. Si su jefe moría, ellos morirían con el en un pacto de fidelidad hasta mas allá de la muerte fisica.
A. Del Olmo - Publicado en FCP - 2003

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