La Guerra Cimbria (113-101 a. C.) se libró entre la República Romana y las tribus protogermánicas de cimbrios y teutones, quienes migraban del norte de Europa hacia territorios bajo dominio romano, provocando con esto el enfrentamiento. Además, ésta guerra puso en seria amenaza a Italia, como provincia romana, y a la propia Roma, algo que no sucedía desde la Segunda Guerra Púnica.
El enfrentamiento tuvo una repercusión enorme en la política interna de Roma y de la organización de su ejército. La guerra favoreció en gran medida la carrera política de Cayo Mario, cuyos consulados y conflictos políticos cambiaron varias instituciones políticas romanas y costumbres de la época. La amenaza cimbria, junto con la Guerra de Yugurta (rey numídico), inspiraron las reformas de Mario en las legiones, que tendrían un efecto muy significativo en el resto de la historia de la república.
Finalmente Roma ganó la prolongada y sangrienta guerra -habría que remontarse a la segunda guerra púnica para encontrar unas pérdidas equiparables- con las victorias de Aquae Sextae y Vercelae, resultando completamente aniquiladas ambas tribus protogermánicas.
Por razones desconocidas (posiblemente, debido a un cambio climático durante la Cultura de Jastorf), durante los años 120-115 a. C., los cimbrios abandonaron sus tierras natales del Mar Báltico, que comprendían la península de Jutlandia y el sur de Escandinavia. Viajaron hacia el sureste, uniéndose pronto sus vecinos de origen teutón. Juntos lucharon contra los escordiscos y boyenses, muchos de los cuales acabaron uniéndose. Comenzaron entonces una serie de saqueos y ataques hacia el mundo romano occidental, que les conduciria a la Hispania celtibera.
No se conocen datos concretos de la población cimbria, pero se presupone que pudo ser uno de los focos migratorios mas importantes de la época. Atravesando toda Europa desde el norte hasta el sur, con un contingente de unos 150.000 / 300.000 hombres y mujeres, tribus enteras.
El enfrentamiento tuvo una repercusión enorme en la política interna de Roma y de la organización de su ejército. La guerra favoreció en gran medida la carrera política de Cayo Mario, cuyos consulados y conflictos políticos cambiaron varias instituciones políticas romanas y costumbres de la época. La amenaza cimbria, junto con la Guerra de Yugurta (rey numídico), inspiraron las reformas de Mario en las legiones, que tendrían un efecto muy significativo en el resto de la historia de la república.
Finalmente Roma ganó la prolongada y sangrienta guerra -habría que remontarse a la segunda guerra púnica para encontrar unas pérdidas equiparables- con las victorias de Aquae Sextae y Vercelae, resultando completamente aniquiladas ambas tribus protogermánicas.
Por razones desconocidas (posiblemente, debido a un cambio climático durante la Cultura de Jastorf), durante los años 120-115 a. C., los cimbrios abandonaron sus tierras natales del Mar Báltico, que comprendían la península de Jutlandia y el sur de Escandinavia. Viajaron hacia el sureste, uniéndose pronto sus vecinos de origen teutón. Juntos lucharon contra los escordiscos y boyenses, muchos de los cuales acabaron uniéndose. Comenzaron entonces una serie de saqueos y ataques hacia el mundo romano occidental, que les conduciria a la Hispania celtibera.
No se conocen datos concretos de la población cimbria, pero se presupone que pudo ser uno de los focos migratorios mas importantes de la época. Atravesando toda Europa desde el norte hasta el sur, con un contingente de unos 150.000 / 300.000 hombres y mujeres, tribus enteras.
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