Entre las tribus y ciudades celtíberas existieron, según los autores antiguos, formas especificas de relacionarse entre ellas que serían:
Hospitium
El hospitium (hospicio) o pacto de hospitalidad permitía adquirir los derechos de un grupo gentilicio a otros grupos o individuos. No se trataba de un acto de adopción; las partes actuantes contraían derechos mutuos sin que la personalidad propia se perdiera. Los contrayentes del hospitium se convertían en huéspedes (hospites) mutuos y el pacto de hospitalidad se solía acordar en un documento denominado tésera de hospitalidad. Estas téseras son láminas de metal recortado, en muchas de ellas figurando dos manos entrelazadas o la silueta de animales, que quizá tenían un significado religioso. Se supone que el hospitium, inicialmente, se acordaba en plano de igualdad, pero al surgir diferencias económicas, se iría pasando a un estado de dependencia. De entre los pactos de hospitalidad descubiertos, el más famoso es el Bronce de Luzaga, que registra un hospitium entre las ciudades de Arecoratas y Lutia, al que probablemente se sumaban las gentilitates Belaiocum y Caricon.
Clientela
Las clientelas consisten en comitivas constituidas en torno a los individuos más importantes de una comunidad tribal. La relación entre estos individuos, generalmente aristócratas y sus seguidores, era una relación contractual basada en la desigualdad de riqueza y posición social de ambas partes; el jefe normalmente debía alimentación y vestido a sus seguidores, mientras que éstos le debían apoyo incondicional. Estas clientelas frecuentemente tenían un carácter militar.
Devotio
Hospitium
El hospitium (hospicio) o pacto de hospitalidad permitía adquirir los derechos de un grupo gentilicio a otros grupos o individuos. No se trataba de un acto de adopción; las partes actuantes contraían derechos mutuos sin que la personalidad propia se perdiera. Los contrayentes del hospitium se convertían en huéspedes (hospites) mutuos y el pacto de hospitalidad se solía acordar en un documento denominado tésera de hospitalidad. Estas téseras son láminas de metal recortado, en muchas de ellas figurando dos manos entrelazadas o la silueta de animales, que quizá tenían un significado religioso. Se supone que el hospitium, inicialmente, se acordaba en plano de igualdad, pero al surgir diferencias económicas, se iría pasando a un estado de dependencia. De entre los pactos de hospitalidad descubiertos, el más famoso es el Bronce de Luzaga, que registra un hospitium entre las ciudades de Arecoratas y Lutia, al que probablemente se sumaban las gentilitates Belaiocum y Caricon.
Clientela
Las clientelas consisten en comitivas constituidas en torno a los individuos más importantes de una comunidad tribal. La relación entre estos individuos, generalmente aristócratas y sus seguidores, era una relación contractual basada en la desigualdad de riqueza y posición social de ambas partes; el jefe normalmente debía alimentación y vestido a sus seguidores, mientras que éstos le debían apoyo incondicional. Estas clientelas frecuentemente tenían un carácter militar.
Devotio
La devotio, era una clase especial de clientela. Al elemento contractual de la clientela se añadía un vínculo religioso, por el cual los clientes de un jefe tenían obligación de seguirles a la batalla y de no sobrevivirle en caso de que éste muriera en combate. Tales clientes recibían el nombre de devotio y sus paralelos en la sociedad celta y germánica, soldurios y comitatus.
Con la clientela y la devotio, los lazos de consanguinidad no juegan ya ningún papel. Las desigualdades sociales empujan a los individuos más pobres a ponerse en la clientela de un aristócrata. Al ser más fuerte el vínculo que le unía con el jefe, a veces mediante vínculos religiosos, que el vínculo consanguíneo. Estas instituciones contribuyeron a disgregar los lazos de la organización gentilicia tribal.
El mayor desarrollo de las clientelas militares en Celtiberia parece haberse dado durante el período de las guerras civiles de la República tardía, cuando los distintos políticos implicados como Sertorio, Pompeyo, Julio César, etc. labraron importantes clientelas indígenas. La proliferación de estas prácticas institucionales, junto al desarrollo de la clase aristocrática y de las estructuras urbanas, fueron los elementos principales que contribuyeron a la evolución del sistema gentilicio, a su transformación y, ya bajo el dominio romano, a su progresiva desaparición.
El mayor desarrollo de las clientelas militares en Celtiberia parece haberse dado durante el período de las guerras civiles de la República tardía, cuando los distintos políticos implicados como Sertorio, Pompeyo, Julio César, etc. labraron importantes clientelas indígenas. La proliferación de estas prácticas institucionales, junto al desarrollo de la clase aristocrática y de las estructuras urbanas, fueron los elementos principales que contribuyeron a la evolución del sistema gentilicio, a su transformación y, ya bajo el dominio romano, a su progresiva desaparición.
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